Basada en hechos reales, esta cinta del director de la saga “Transformers” (2007, 2009, 2011, 2014), no es otra cosa que repetir todo: producción, estética, fotografía, montaje, diseño de sonido, pero en esta oportunidad sin los famosos juguetes, lo que lo define como un filme de formula.
La película reconstruye, al menos desde la mirada de los soldados del titulo, los acontecimientos que derivaron en el “asalto” terrorista al consulado estadounidense y a un centro supuestamente secreto de C.I.A. en la ciudad Libia de Bengasi en septiembre de 2012.
La historia se centra en el equipo de fuerzas especiales de rescate, conformado por 6 ex soldados de “elite” del ejercito yanki.
La realización funciona en su excesivo metraje sólo en algunos momentos, y en distintos niveles de manera muy precisa. Principalmente en las escenas de acción, igualmente en la pintura que presenta del quehacer de éstos personajes cuando no hay nada que hacer, está lograda, no al punto de las de acción y sólo hasta que se presenta la operación fundamental, el ataque de los jihadistas.
Ese día a día sirve más que nada para la construcción de los personajes: sus afectos, el entorno, y el quién es quién en la base militar.
Toda esta realidad la vemos mayormente desde el punto de vista de uno de ellos, Jack Silva (John Krasinski),
La impresión de fluctuación entre lo seguro y lo incierto es desde la imagen, sólo sustentada por una banda musical que hace estremecer, en realidad nada pasa, y conforme van sucediendo los minutos, se torna más cansador el empleo de ese recurso.
Tratando de instalarse en un discurso políticamente correcto, un poco al costado del discurso oficial, éste director, catalogado de manipular la ideología de derecha a conveniencia, cree que poniendo en boca de un soldado el cuestionarse respecto de su presencia ahí, que es del orden del atrevimiento a puro riesgo el poner en incertidumbre la importancia de la interposición estadounidense en Libia. Cree estar exonerado.
Es verdad que intenta figurar la inutilidad de los servicios secretos yanquis, al mismo tiempo defiende a estos mercenarios por su heroísmo, valga la contradicción. No están por amor a la patria, sino por el dinero que la Patria les pagará por estar allí.
Lo dicho, un filme con exposición constante de muy buenos recursos técnicos, sobre todo para las escenas de acción, pocas ideas para constituir un guión literario eficiente, desprovisto en si mismo de toda función dramática, con diálogos más pueriles que tontos, para nada eficaces.
Si a todo esto se le suma sus 144 minutos de extensión, los que se hacen interminables, le sobran al menos 40 minutos, por lo que terminaría siendo soporífero, sino fuera por la banda de sonido estridente y las escenas de acción en la parte final.
La realización se toma su tiempo, justo antes de los créditos, para decirnos que fue de la vida de los 4 sobrevivientes del grupo: todos renunciaron al servicio, y la película está dedicada a los dos que murieron en la acción. ¿Todo dicho?