El nombre de Daniel Stamm cobró importancia cuando dirigió "El último exorcismo" (no confundir con la muy fallida segunda parte), una película de muy bajo presupuesto, a lo found footage, no muy novedosa pero sí bien elaborada. Ahora regresa con una remake de una película tailandesa, en este caso protagonizada por Marc Webber. En "13 pecados", que recuerda a "Apuestas Perversas" desde el vamos, Elliot (Webber) acaba de ser despedido y tiene que encontrar la forma de mantener su hogar y a su mujer embarazada (Rutina Wesley, Tara en True Blood).
Le proponen algo extraño pero que a simple vista es perfecto para él: un juego con el cual se puede hacer acreedor de una importante suma de dinero. El tema es que este juego tiene varios pasos, 13 para ser más precisos, y si bien a medida que va superándolos se le va acreditando la correspondiente suma de dinero, si no llega al final con todos los pasos completados se queda nuevamente sin un peso.
Desde comerse una mosca, el juego puede apuntar a cualquier lado. En el medio, nunca se sabe quién o quiénes son los que manejan este perverso juego que de a poco deja entrever que tiene unos cuantos participantes, gente que es capaz de caer bajo por unos dólares. Eso es el protagonista, una persona que tras ser echada no teme humillarse con tal de hacer un poco de dinero.
Una persona tan manipulable que se termina convirtiendo en una marioneta para una organización a la que nunca le ve el rostro. Hasta acá, todo bien. El filme empieza de manera atractiva para los fanáticos del thriller (ojo, que no es una película de terror aunque lo que sí hay bastante es sangre), el problema es a medida que se va desarrollando.
Si bien uno siempre quiere saber hasta dónde va a llegar su protagonista (como pasaba con "Apuestas Perversas"), aquí la jugada ofrece además a la sorpresa con unas cuantas vueltas de tuerca, predecibles y forzadas. Mientras en la nombrada, (y perdón que vuelva a lo misma comparasión, es que se estrenan bastante cerca una de la otra), que además tiene un tono negro pero sin duda humorístico, en "13 Pecados" se empieza a tomar un poco más en serio a sí misma, y quizás ese sea otro de los puntos flojos del film.
Ron Pearlman como un detective que también tendrá su sorpresa está muy bien, no se puede negar, es de esos actores que nos gusta ver en pantalla porque no defraudan. Su presencia le aporta bastante a la película. Resumiendo, "13 pecados" es entretenida y sabe generar momentos buenos de tensión pero cuenta con un guión mediocre que no le permite sacarle jugo a una premisa tan perversamente atractiva, aunque no se jacte de ser novedosa.