Fiel a dos banderas
Que más se puede decir de Clint Eastwood que no se haya dicho, o él mismo no haya aclarado. Se declara libertario, apoyo a Trump, pero está a favor del control de armas.
Nació y vive en California, es director de cine y desde ahí se puede llegar a entender las razones de la realización de éste filme.
Por un lado los homenajeados son oriundos de la ciudad de Sacramento, capital del estado de California, ahí le surge inevitablemente el “patrioterismo”.
Pero estamos hablando también de un gran director de cine, y en esta variable es que el dos veces ganador del premio de la academia, se posiciona como un clásico narrador que no deja de correr riesgos al innovar.
Basada en hechos reales, no es la primera película que Clint recurre a este origen, narra los acontecimientos dentro del tren mencionado que resultaron ser en el que tres jóvenes americanos desbaratan un atentando por parte de un fanático musulmán.
La anécdota en si misma casi no ocupa espacio temporal dentro de los 94 minutos que dura la proyección. Se dedica a la construcción de la historia de vida de los tres personajes principales hasta llegar al momento de la acción propiamente dicha. Nada dice de la vida del terrorista, ahí parece caer en su propia “trampa”, aunque nada justifique el terrorismo.
Narrada con elipsis y saltos temporales, actuada por los mismos protagonistas de los hechos reales, nos van contando como estos tres amigos llegan a estar presentes en ese tren de Ámsterdam a Paris.
Por un lado vemos como crecen esos tres chicos en una escuela cristiana, del que son, por distintas razones, victimas de sus compañeros y asiduos concurrentes a la dirección del mismo.
Jugando a ser soldados desde muy pequeños, y llegados a serlo dos de ellos en la vida adulta, pero sin lograr sus objetivos primordiales.
Hasta que el pasado y el presente se fundan en ese viaje por Europa, que emprenden los tres amigos, primero por separado para luego continuar juntos. En ese devenir da la apariencia de estar frente a un filme turísticos, los héroes transitan como tales por Venecia, Roma, Berlin, pero no es insubstancial, nunca dejamos de tener presente que dos de ellos son militares, pero son mostrados como seres comunes y corrientes. Para luego ser puestos en situación extraordinaria, estando ellos mismos preparado para hacerlo.
Tal situación, dicho de otro modo, juega en el doblez de los protagonistas, en el momento en que se arriesgan y logran detener el atentado, son mostrados como turistas comunes, pero sabemos que no lo son.
Otros puntos altos en la producción en general son, la construcción del relato en si mismo, haciendo uso del montaje, empleando imágenes de archivo sin que lo parezcan, de manera tal que oculta a los mismos elementos narrativos del que se apoya para hacerlo, y en segundo termino la utilización de los verdaderos protagonistas de la historia, Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sadler se interpretan a si mismos, no son actores y salen airosos, eso depende únicamente e indefectiblemente del pulso del director.
Se respira todo el tiempo de proyección la idea que Clint tiene sobre el devenir de estos tiempos, terrorismo incluido, pero lo hace haciendo cine.
(*) Realizada por Arthur Dreifuss, en 1959.