Momento de decisión.
Aunque la historia que el film cuenta es una noticia conocida de los últimos años, se avisa al lector que la nota adelanta muchos aspectos de la trama.
De la larga trayectoria de Clint Eastwood director ya no es necesario hacer un repaso, su popularidad, su vigencia y su prestigio están largamente probados. De lo que sí vale la pena hablar es de lo compleja y ecléctica que ha sabido ser su obra en la última década. 15:17 Tren a Paris es uno de sus films más raros, con ingredientes menos habituales pero a la vez absolutamente leal a sus convicciones de cineasta. La historia que narra el film es la de un atentado terrorista ocurrido el 21 de agosto del año 2015 en un tren que iba de Ámsterdam a Paris. El hecho de que el film esté basado en un hecho real no le aporta a nada a nivel artístico ni es relevante a la hora del análisis, al menos no en lo que a sumarle valor cinematográfico. Lo que sí permite es evitar suspicacias injustas acerca del contenido del mismo.
La apuesta de Clint Eastwood es una de las más arriesgadas de su carrera. Los tres protagonistas del film son los tres jóvenes norteamericanos que protagonizaron la historia real. Varios de los personajes que aparecen en la película también son los que vivieron esa historia. En el medio, vemos varios actores conocidos, todo el elenco se integra a la perfección. Allí donde alguien se enojaría por la idealización de elegir estrellas para los papeles (algo que no está mal, aclaremos) nos encontramos con la asombrosa naturalidad de personas de la vida cotidiana. Un punto extra para Eastwood.
Estos héroes que la película describe (y que en realidad son más de tres, pero solo seguimos la historias de los protagonistas) son imperfectos, comunes, con todos esos rasgos que tanto le reclaman algunos a los héroes del cine. Bueno, acá están los que cuando llega el momento hacen la diferencia y su acción produce el bien en estado puro. Inseguros, revoltosos, aburridos, pero también leales con sus afectos, estos son los tres jóvenes que conocemos en la película. Y acá aparece el doble juego de la película basada en hechos reales. Por un lado eso puede producir lo que ya mencionamos pero además también algunas pátinas extras de emoción para el espectador desconfiado. Por el otro, no significa que la película maneje los hilos de la ficción como más le gusta y termine haciendo la reflexión que quiera, más allá de los hechos y personas que los inspiraron. La enorme carga emocional de la película no parte del hecho real, sino de la manera en la que la historia dirigida por Clint Eastwood nos hace reflexionar sobre algunos temas.
Desde el primer fotograma del film sabemos que hay un tren y alguien se sube a él para llevar a adelante un atentado. No hay misterio. Ese es el gran hallazgo del film. Eso potencia mucho más lo que vemos a continuación. Estos tres jóvenes –primero niños en la historia- no parecen ser héroes ni se los ve como eficientes defensores de la ley, más bien lo contrario. Niños que juegan y entran en constante choque con la autoridad escolar. Problemas con su educación, rendimiento bajo, sueños truncos y angustias varias. Dos terminan con educación militar, el otro civil. Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sadler, en ese orden de importancia en la película, tenían dos de ellos veintidós años y el otro veintitrés en el momento del atentado. No eran las personas mejor preparadas del mundo, pero tenían algo de preparación dos de ellos. Tampoco los otros pasajeros que ayudaron -tres de ellos- sabían exactamente qué hacer. Un instante que lo definió todo, para ellos, para el terrorista, para los demás pasajeros. Por eso tiene tanto valor que la película postergue todo lo que puede ese momento. Para que observemos como los momentos más simples y triviales de la vida cotidiana parecen desdibujarse frente a esos otros instantes decisivos.
Esto nos lleva a otro tema que la película trata y es justamente cuál es el sentido de nuestras vidas. ¿Por qué estamos acá? ¿Cuál es nuestra misión si acaso hay alguna? Estos personajes simples, en particular Stone, el máximo protagonista de la película, tienen un dilema existencial. Sus frustraciones lejos de volverlo cínico o indiferente lo llevan a preguntarse el motivo por el cual todo ocurre. Es el azar lo que los llevó a ese tren, no hay duda, pero no es el azar lo que los llevó a jugarse la vida en pos de salvar a todo el pasaje de un tren. Hay una gran diferencia en los lugares a los que nos lleva la vida y lo que hacemos una vez que nos encontramos allí. Esta pregunta sobre el heroísmo es lo que convierte a 15:17 Tren a Paris es una película extraordinaria. Disfrazada en los primeros dos tercios de un naturalismo ordinario y sin importancia, para luego y a partir de ello arremeter con todo una carga dramática y emotiva que apabulla. Que los hechos reales no nos impidan disfrutar de esta obra de arte.