Un clásico instantáneo y un punto de inflexión del género bélico que buscará el Óscar
La película de Sam Mendes es una espectacular experiencia fílmica inmersiva que nos lleva a la primera línea de combate. Nominada a diez premios de la Academia de Hollywood, hoy llega a las salas argentinas
Pocas veces el cine comercial ha tomado la acción de la Primera Guerra Mundial para desarrollar una historia de estas proporciones. Sam Mendes, el realizador de gemas del séptimo arte moderno como Belleza americana o Camino a la perdición, aprovecha aquel escenario casi inexplorado en la ficción para contar la travesía de dos soldados británicos, los cabos Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) que deben cumplir con una misión de tinte suicida: entregar un mensaje urgente y decisivo al coronel MacKenzie (Benedict Cumberbatch). Para realizar esta tarea deberán abandonar la trinchera a plena luz del día y avanzar por el campo francés ocupado por los alemanes. Si no llegan a tiempo, 1.600 soldados perderán la vida.
Con un gran manejo de la puesta en escena, y apelando a la técnica del falso “plano secuencia” (tomas rodadas supuestamente sin cortes), el director de cine no da respiro al espectador y lo embarca en una carrera contrarreloj, acompañando a los dos soldados mientras atraviesan angostas trincheras, alambres de púa y un sanguinario campo de combate minado donde abundan los cadáveres desmembrados, las balas, las explosiones y las filosas bayonetas.
Si visualmente 1917 resulta revolucionaria y audaz; también hay que remarcar que todos los artilugios técnicos están puestos al servicio de la historia. Es verdad que por momentos el metraje parece ser parte de un videojuego moderno, pero el realizador nunca deja de lado a los personajes y logra que el público empatice con ellos.
La labor de Roger Deakins, el director de fotografía, es parte fundamental de la magnífica composición que el largometraje presenta. La lente de su cámara logra captar el barro, la sangre, el humo, la suciedad y la desolación pasando por varios tamaños de planos que van desde los detalles hasta las grandilocuentes panorámicas. También hay que destacar el montaje que consigue disimular los cortes y que realmente logra convencernos de que todo ocurre en tiempo real y en una sola toma de 120 minutos.
El filme tiene diez nominaciones a los premios Oscar
El filme tiene diez nominaciones a los premios Oscar
Sam Mendes, también responsable de las dos últimas películas de James Bond, ya había demostrado su apego a los planos elaborados y exuberantes, pero en este, su nuevo opus, se justifican como nunca, ya que permite sentir las sensaciones de los soldados (el miedo, la congoja y el dolor) en primera persona.
1917 es un clásico instantáneo, un punto de inflexión fundamental del género bélico, que en el futuro será materia de estudio y revisión en las escuelas de cine. Una historia profundamente humana, sin héroes extraordinarios ni villanos híper malvados, un filme cautivante, asombroso e imponente. En los Globos de Oro ganó en las categorías película dramática y director. Y es una de las preferidas para los Óscar, ya que tiene diez nominaciones (película, director, fotografía, maquillaje y peinado, diseño de producción, guión original, mezcla de sonido, edición de sonido, efectos especiales y banda sonora).