1917 llegó en silencio. La última en estrenarse -junto con Mujercitas– en Argentina de las nominadas a mejor película en los premios Oscar. Sorprendió a todos llevándose los Globos de Oro a mejor película dramática y mejor dirección. Y siguió cosechando importantes reconocimientos durante este último mes.
Sam Mendes, quien ya había deslumbrado en Belleza americana (1999) y 007: Operación Skyfall (2012), se puso detrás de cámaras para traer a la pantalla grande (cuanto más, mejor) la odisea de dos soldados británicos en la Primera Guerra Mundial, quienes deben llevar urgentemente un mensaje a una tropa que va directo hacia una emboscada.
La cinta es pura proeza técnica. De principio a fin, juega con la belleza de los planos secuencia -tiene muy pocos cortes- y nos sumerge en una aventura bélica casi palpable. Un nivel enorme de producción bajo el prodigioso ojo de Roger Deakins (director de fotografía), quien ya se ha llevado el Oscar por su trabajo en Blade Runner 2049, estrenada en 2017. Naturalmente, nos vuelve a hipnotizar a la pantalla, con una utilización de las luces y sombras perfecta y arriesgada, una paleta de colores ideal, y un encuadre más impresionante que el anterior. Y todo esto edulcorado por los planos secuencias. Asombroso.
La historia es, por así decirlo, sencilla. Ir del punto A al B. Sin embargo, no se reduce solo a ello. La trama está impregnada de sensibilidad y realidad. Nos tira la guerra encima constantemente, lo que se pierde, lo que se arriesga. La música juega un componente ideal en la narración, con una banda sonora que pone los pelos de punta, a cargo de Thomas Newman.
1917 es una de las mejores películas bélicas en lo que va del siglo. Arriesgada, visualmente impactante y conmovedora. Sam Mendes merece el Oscar a mejor dirección (ya lo obtuvo con Belleza americana) y Deakins, a mejor fotografía. Para mejor película, digamos que le tocó un año con mucha competencia.
Puntaje: 8,5/10
Manuel Otero