En un pueblo de Hungría un casamiento está a punto de celebrarse, entre el hijo de un funcionario del ayuntamiento y una campesina. Mientras tanto, en la radio se escucha acerca de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Es agosto de 1945, el verano se hace sentir de forma violenta. Todos corren para llegar a tiempo con los últimos preparativos cuando dos hombres vestidos de negro bajan del tren, salen de la estación y comienzan a caminar por el pueblo. Nadie sabe quienes son pero muchos se sienten incómodos ante su presencia. Una sensación con un trasfondo complejo, aunque eso no se observe a simple vista. Uno del que nadie parece estar dispuesto a hablar sino que prefieren hacerse los distraídos hasta que los forasteros se vayan.