Resulta un dato de color que Santiago Mitre y Manuela Martelli hayan decidido titular a sus recientes películas, referidas a las dictaduras argentina y chilena respectivamente, con un año en particular, como queriendo dejar consignados sendos periodos que marcaron a fuego a ambos países. Las coincidencias, sin embargo, terminan ahí. Si el 1985 de Mitre alude a un hecho puntual cuando lo peor había pasado (el Juicio a las Juntas), el 1976 de Martelli (actriz que, tras dirigir dos cortos, debuta en largometraje) se sitúa en pleno régimen pinochetista y probablemente tenga más que ver con La larga noche de Francisco Sanctis (2016) o Rojo (2018), que no mostraban el horror en primer plano pero dejaban entrever cómo su atmósfera opresiva se colaba en la sociedad.