Un hecho que llama especial atención en la era actual es el fenómeno de la concientización de hechos históricos. Especialmente en lo que concierne a las generaciones más jóvenes. ¿Cómo lograr una impresión duradera en un adolescente que lo vio todo? El hecho de tener el mundo entero al alcance de un click disminuyó mucho la posibilidad de conmoción. Y esto no solo le ocurre a los chicos, sino a cualquiera que se acostumbre a navegar por las redes habitualmente. Los devenires de la actualidad, por muy impresionantes que sean, entran por un oído y salen por el otro.
En mi caso, nací en el 2002 y, para el momento en el que llegué a la secundaria, ya estaba absolutamente familiarizada con la realidad proporcionada por la tecnología de las redes. Fue en esos años que, todos los primeros días del mes de abril, el colegio invitaba a ex combatientes de Malvinas a impartir charlas sobre el acontecimiento bélico. Recuerdo a mis compañeros escuchándolos con mucho respeto, para desentenderse totalmente del tema minutos después de finalizada la charla. Todos entendíamos la gravedad del asunto, pero no nos terminaba de impactar en la piel.
Ayer, viendo ‘1982: La gesta’, deseé que el documental de Nicolas Canale hubiese llegado antes. En un momento en el que los chicos van al colegio y solo prestan atención a los episodios de Canal Encuentro, espero que esta producción alcance todas las instituciones educativas que pueda. En solo una hora y veinte minutos, se llegan a entender las piezas principales que, en su minuciosidad, conforman el todo que fue el conflicto de las Islas Malvinas. Los que peleaban por mar, los que lo hacían por el cielo, y los que luchaban parados en la tierra. Veintidós testimonios representan con exactitud a todos esos hombres. Y, lo más importante, los revisten de una humanidad que muy usualmente solemos restarles.
Durante todo el documental, vemos pasar los testimonios que se amalgaman para conformar el relato cronológico de la guerra. Los hombres entrevistados no solo cubren el paso a paso de la gesta, sino que le agregan el componente que hace a esta producción única: el factor sensible. Cada una de las memorias está narrada desde el amor, y eso se evidencia en mucho más que la anécdota misma. La música refuerza lo dicho. Las imágenes lo ilustran en los momentos exactos. Y los recuadres elegidos para cada plano enfocan a los veteranos con una cercanía que impacta desde cualquier butaca.
No es extraño que el resultado de ‘1982: La gesta’ sea un producto tan íntimo. Su director, Nicolás Canale, hizo lo que cualquier creador de documentales debería hacer, que es empaparse del tema. Además de ocuparse de la información testimonial, también cubrió el aspecto geográfico, y para ello viajó a las islas. Las fotografías de las Islas Malvinas actuales amplían enormemente la explicación de la trama, pero además tienen algo que las hace un relato en si mismas. En esas imágenes estáticas de alguna forma se puede imaginar el frío, pisar la tierra mojada, y sentir el aire rozando la piel.