Notable película para un artista notable
El multifacético Nick Cave (compositor, cantante, pianista, escritor, guionista de cine) participó de manera muy generosa de un proyecto que trasciende por completo de los lugares comunes de tanto rockumental vanidoso y promocional que abunda en estos tiempos.
Cave abrió las puertas de su casa, de su estudio y de su archivo personal, escribió los bellos textos que él mimo lee en off y actúa (hay mucho de ficción en la propuesta) frente a la cámara. En los conmovedores, fascinantes y divertidos 95 minutos, conoceremos la intimidad, el pensamiento, su proceso creativo (sigue tipiando en su vieja máquina de escribir o escribe y dibuja en cuadernos) y lo escucharemos grabando con su grupo Bad Seeds o encantando a su público sobre el escenario.
El ex líder The Birthday Party cuenta anécdotas imperdibles (como cuando conoció a la avasallante Nina Simone o cuando su padre le leyó a viva voz un capítulo de Lolita), comenta fotos de toda su vida, se lo ve comiendo pizza y viendo películas de acción con sus dos hijos, maneja un auto mientras charla con amigos como el actor Ray Winstone, su ex colaborador Blixa Bargeld y la diva pop (también australiana) Kylie Minogue, o va a cenar pescado a la casa de su socio artístico y gran amigo Warren Ealis.
La puesta en escena pletórica de ideas narrativas y de riesgo estético, la virtuosa edición, el uso (no abuso) de los excelentes materiales de archivo y de la música (se incluyen grabaciones en estudio de temas completos) resultan complementos perfectos para acceder en profundidad a las múltiples facetas de un artista tan inteligente como esencial de la música de las últimas cuatro décadas.
Así, en las antípodas del mero ejercicio nostálgico o de la auto celebración, se trata de un retrato que los seguidores de Cave sabrán disfrutar (y que los demás podrán descubrir).