Jeff Chang cumple 21 años y sus dos amigos de la infancia deciden llevarlo de festejos durante toda la noche. El problema es que al otro día Jeff, quien en principio se niega a la invitación, tiene que presentarse a una entrevista para ingresar a la escuela de medicina que definirá su futuro junto a su padre, un obsesivo insoportable. Pero la tentación de recorrer bares y de conquistar bonitas chicas puede más, y así el trío comenzará una noche de locura: Jeff pronto cae en una semiinconsciencia que obligará a sus dos compinches a tratar de llevarlo de vuelta a su hogar, pero una serie de alocadas circunstancias impedirán que se concrete esta posibilidad.
De aquí en más, el relato reitera situaciones, cae en burdas gracias y se aproxima a lo escatológico, elementos que los directores y guionistas Jon Lucas y Scott Moore, los mismos de ¿Qué pasó ayer? , trataron de imprimir con muy escasa fortuna a esta anécdota a la que le sobran gags que no arrancan la más mínima sonrisa y a la que le falta esa pintura que merecía una comedia tan alocada.
El elenco trató de hacer que todo lo que ocurre en el relato sea mínimamente creíble, pero fracasa en su intento y deja en descubierto una metodología que se repite a lo largo de los años en la filmografía de Hollywood en lo que a este rubro se refiere: abordar el mismo tema en múltiples versiones, que por el camino se degeneran hasta terminar siendo malas copias de la original.