La fiesta olvidable
Jon Lucas y Scott Moore, guionistas de las dos primeras partes de ¿Qué pasó ayer? (The Hangover, 2009), escribieron y dirigieron 21, la gran fiesta (21 & over, 2013) y demuestran que algunas fórmulas no deben ser exprimidas hasta el hartazgo.
Jeff Chang cumple 21 años y sus dos amigos de la infancia deciden ir a visitarlo a su casa y llevarlo de gira toda la noche. El problema es que al otro día Chang debe presentarse en una entrevista para ingresar a la escuela de medicina y debe estar listo a primer ahora de la mañana para que su padre, un controlador insoportable, lo acompañe y se cerciore de que cumpla con el mandato familiar. Además, Chang resultó ser un fiestero terrible y lo que empezó como una salida exprés terminará con un tour que se extenderá toda la madrugada.
Luego de ¿Qué pasó ayer? (The Hangover, 2009), cuya tercera parte arribará a los cines el próximo 30 de mayo, los productores decidieron exprimir una fórmula que parecía inalterable. Primero fue Proyecto X (Project X, 2012) que con producción de Todd Phillips, el director de la trilogía ¿Qué pasó ayer?, contaba las desventuras de un grupo de amigotes que salían de parranda y por poco inician una revolución. Ahora llega el turno de 21, la gran fiesta y el resultado es el mismo: una comedia repleta de gags sin gracia que terminan en lo burdo y asqueroso.
Y esa es la gran diferencia con ¿Qué pasó ayer?. Aquí no hay reparos a la hora de mostrar los acontecimientos de una noche descontrolada pero sin ningún filtro. Una secuencia que incluye a un toro mecánico y fluidos corporales, la ingesta de un producto femenino pensando que se trata de una golosina y otros secuencias de este estilo que no causan una sola carcajada y demuestran poca inteligencia por parte de los guionistas que supieron hacer reír con sus dos películas anteriores.
Esto deja al descubierto una metodología por parte de Hollywood que se repite a lo largo de los años en Hollywood: no sólo hacer secuelas hasta el cansancio sino también realizar otras películas que abordan el mismo tema pero que en el camino se degeneran hasta terminar siendo malas copias de la original.
En tan sólo cinco años, cinco producciones de este tipo que incluyen alcohol, mujeres y reviente llegaron a las salas. Y si bien ¿Qué pasó ayer? y su secuela eran buenas y graciosas, esto no sólo demuestra una falta de ideas preocupante sino una continua repetición que deja fuera de juego a muchos talentos nuevos que no tienen lugar en una industria que tiende a la reiteración.