Todos conocemos el mito urbano de la maldición de los 27. Muchos famosos, especialmente músicos, forman parte de este exclusivo club, cuyo único requerimiento para entrar es haber fallecido a los veintisiete y ser un músico o artista consagrado. Es así como nace esta historia.
Leandro de La Torre (Ezequiel – El Polaco), un joven cantante punk, cae de una ventana justo el día que está celebrando su cumpleaños número 27, una joven Paula (Sofia Gala Castilione), su seguidora, filma todo el incidente con su celular, cuando nota que en realidad no fue un suicidio como todos creen, si no, un asesinato.
Para investigar el caso envían al comisario Martin Lombardo (Diego Capusotto), que junto a Paula descubrirán la oscura verdad que se oculta detrás del famoso club de los 27.
Loreti nos entrega una historia distinta a lo que acostumbra el cine argentino, con su antecesora “Kryptonita”, dejó claro que este tipo de género llegó para quedarse.
Si bien cuenta con algunas fallas de guion, como por ejemplo que Sid Vicus en realidad falleció a los 21 y no a los 27 como muestra la película, es un relato que entretiene.
Lo que sí se puede criticar es que algunas escenas se sienten de más, muchas historias quedan a medio contar, por momentos todo se vuelve confuso, especialmente durante las escenas de explicación de las muertes de los personajes famosos.
Las actuaciones no son brillantes, pero están bien llevadas para el tipo de película que es.
En cuanto a todo lo técnico, por momentos queda muy bien logrado con unas escenas de acción bien hechas, por otro lado hay partes del relato que se pierde por exceso de efectos o porque se meten en el medio de situaciones que no siguen continuidad alguna.
En conclusión, “27: El Club de Los Malditos” no es una mala película, pero tampoco es de las más espectaculares del género. Sin embargo, cumple con su función de entretener a la audiencia.