CINISMO INGLÉS EN TERRITORIO NORTEAMERICANO
Una manera prejuiciosa y desinformada de describir el alma del habitante medio de Inglaterra sería más o menos así: misántropos graciosos y cínicos, que comen cosas espantosas como la tarta de anguila, y escuchan la mejor música del mundo que es el rock/pop que allí se produce. Asumir que el director Martin McDonagh tiene aquellos atributos ingleses falaces, nos ayuda a describir en una primera aproximación lo que es 3 anuncios por un crimen: lo que un misántropo gracioso y cínico entiende por América profunda, blanca y decadente. Y si hay algo que se ha encargado de dejar claro el cine norteamericano es que la América profunda (Texas, Missouri y el sur en general) es un territorio infernal atravesado por todos los traumas colectivos posibles, y habitado por parias cuya moral se ha ido diluyendo hasta directamente desaparecer. 3 anuncios por un crimen no viene a corregir estos estigmas, pero sí viene a deformarlos y a burlarse un poco.
Mildred Hayes (la impecable Frances McDormand), una mujer de mediana edad cuya hija ha sido asesinada, inicia una guerra contra la policía local al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso. Su primer paso es alquilar los anuncios publicitarios que se mencionan en el título, que están en el camino que hace el sheriff Willoughby (Woody Harrelson, también impecable) hacia su casa y les pone un filoso recordatorio acerca del crimen. Esto digamos que agudiza las contradicciones en el pueblo que, como podíamos imaginar, esconde un infierno grande.
Más allá de que 3 anuncios por un crimen cuenta fundamentalmente la historia de Mildred, es también un film coral que despliega una galería de personajes más o menos interesantes. A nivel moral los podríamos dividir entre los que son redimibles y los que no. Los que son redimibles son los que le otorgan un poco de humanidad a la cosa, como Red Welby (Caleb Landry Jones) quien ayuda a Mildred con los anuncios porque piensa que es lo correcto; o James (Peter Dinklage), quien está enamorado de Mildred sí, pero que la ayuda desinteresadamente; también el mismo personaje que interpreta Woody Harrelson, que tiene uno de los momentos más emotivos y mejor logrados del film.
En la otra esquina están los personajes no tan redimibles, más deformes y caricaturescos quizás, como la misma Mildred y también Dixon, un policía racista y alcohólico interpretado por la que parece ser la persona menos confiable y más decadente del mundo, Sam Rockwell. Con ellos, con sus historias, McDonagh se permite ser cínico, pero también les otorga un maravilloso sentido del humor, incómodo, potente y efectivo con el cual parece burlarse de ese punto de vista oscuro que de alguna manera impregna toda película. Por suerte en este mundo no todos los misántropos son imbéciles como Iñarritu.
La comedia probablemente sea la clave del éxito en 3 anuncios por un crimen, la historia hace equilibrio entre lo terrible y lo gracioso todo el tiempo. Afortunadamente McDonagh nunca le escapa a hacer reír y corre el límite imaginario cada vez que puede. Salvando las distancias se parece en estética e intenciones a la buenísima Sin nada que perder de David Mackenzie, aunque 3 anuncios… es un poco más discutible.