Una reunión familiar con humor, drama y música
Valiéndose del tono despojado de películas anteriores (25 Watts y Whisky junto a Pablo Rebella e Hiroshima), la nueva película de Stoll disecciona a una familia particular: padres separados desde hace tiempo, hija adolescente, escenas que fluctúan entre la tristeza, el drama y un humor asordinado y seductor.
Pero el tema es la familia y Montevideo, por lo tanto, aparece de forma aislada y secundaria, ya que el trío protagónico es referencia, gesto, silencio, rutina, placer, displacer. La construcción de los personajes es parsimoniosa –el padre y su oficio de odontólogo, la madre que concurre a la hospital para saber de la salud de una tía, la hija infiel a su novio que falta al colegio a punto de recibirse en el secundario–, y el montaje paralelo y la duración de cada plano resulta eficaz a través de un ritmo interno que no requiere de escenas que enfaticen los pequeños conflictos. Stoll maneja con sabiduría los tempos narrativos, pero agrega una banda de sonido como cuarto protagonista que describe por dónde anda el trío familiar y sus asordinadas angustias y decisiones poco extremas. Trasluce en 3 una estupenda reunión de humor, drama y música para contar una historia familiar que de a poco intentará recomponerse, a través de pequeños gestos que enaltecen o ridiculizan a los personajes, en especial, a la figura del padre, cuidadoso de las plantitas del consultorio y goleador de fútbol entre jugadores de más de 40. Ambigua en su mirada quirúrgica hace la institución familia, con ese humor parco que caracteriza al cine uruguayo (Gigante; Norberto apenas tarde; los films citados al comienzo) 3 puede parecer menos riesgosa que sus antecesoras y hasta convencional en su entramado familiar. Hasta se diría más popular y nada extremista frente a la ultraindependiente Hiroshima. Sin embargo, el director demuestra que nunca existen respuestas claras cuando se articula un discurso sobre una familia disfuncional como la 3. En esa zona descentrada y misteriosa que reúne grandezas y miserias, tristezas y alegrías, silencios y decisiones que se toman sin red, la película encuentra sus virtudes y logros. Y sin recaer en tonos y elecciones costumbristas, por suerte.