Si todo hubiera sido como queríamos
3 corazones (2014), dirigida por Benoît Jacquot, es un melodrama intenso diseñado en la forma de una tragedia griega -o tragedia shakesperiana- donde el amor implica la ruina de los personajes. En este caso se da en un mundo moderno donde el azar hace de las suyas y lo místico del romance se marca por una mirada neurótica sobre el amor.
Marc (Benoît Poelvoorde) vive en París y es un servidor público dedicado a la verificación de cumplimiento de impuestos. En un viaje de trabajo termina en un pequeño pueblo en una provincia francesa. Sin embargo, al perder el tren no puede regresar a destino esa noche. Solitario, deambula y conoce a Sylvie (Charlotte Gainsbourg), quien lo ayuda a encontrar un hotel. Aprovechan también para pasear por la ciudad y una especie de pasión oculta se despierta entre ellos. Acuerdan encontrarse en Paris unos días después, Sylvie viaja pero Marc no llega a tiempo y cada uno vuelve a su desolada vida. En ese intermedio Marc conoce a Sophie (Chiara Mastroianni), se enamoran y deciden casarse. Cuando todo parece tener cierto orden, Marc descubre que Sophie tiene una hermana que vive en Estados Unidos y que no es otra que Sylvie. Así empieza la tragedia para él, un triángulo secreto y la enorme tensión de volver a encontrarse con su nueva cuñada en la boda, con quien quedara también unido de por vida.
Sin duda lo mejor de la película es Charlotte Gainsbourg, que llena de un impecable y profundo aire de misterio a todo el film. Su mirada habla de sufrimiento, de duda y al mismo tiempo de querer alcanzar la felicidad en su pasión secreta, sentimientos necesarios y suficientes (así como los silencios) que muestran lo más importante de la película: el triángulo amoroso.
Por otro lado, no hay que dejar de mencionar la presencia elegante de Catherine Deneuve como madre de las dos hermanas entre las cuales se siente encerrado Marc. De esta forma termina por concretar ese círculo con aire a tragedia, donde sus dos ninfas al entregarse al amor verdadero, solo acercan su ya escrito destino fatal.
Potente y heredera de un tradición francesa, 3 corazones es un pulso contenido a ese cine que habla de pasiones, obsesiones, amoríos secretos, amantes prohibidos, sueños y deseos rotos. Hecho a la francesa, con giros inesperados y otros inevitables, es una grata película que deja al final ese dramático sinsabor tan sutil, duro y agradable a la vez, en el que su pasional propósito hace del suspenso su herramienta principal ocasionando que un corazón pueda dejar de latir.