El plot de “3 Corazones” (Francia, 2014) es simple. Dos mujeres, hermanas entre sí, en diferente momento de sus vidas, conocen a un hombre, extraño a ellas, y se enamoran perdidamente de él. Una tuvo la oportunidad de concretar antes, pero las vueltas de la vida hicieron que un encuentro furtivo en París se complicara y nada pasara, más que el pasar una noche dialogando y jugando a ver quién se animaba a decir las verdades más fuertes en su cara, la otra finalmente se casa con el extraño luego de recibir asesoramiento financiero por parte de éste y entender que es el amor de su vida.
Ambas al conocer al caballero poseían parejas. Establecidas. Consolidadas. Pero el amor puede más que una relación de hace tiempo y deciden apostar al extraño que tanto les ha conmovido y por el que deciden dejar todo.
Pero entonces, esta película de Benoit Jacquot, con Benoît Poelvoorde como Marc, el objeto de deseo y Charlotte Gainsbourg, Sylvie, y Chiara Mastroianni, Sophie, como las dos hermanas enfrentadas sin saberlo por el mismo hombre, qué es lo que aporta de nuevo.
Miles de películas y obras literarias han trabajado de manera sutil el amor que puede llegar a despertar un extraño en familiares y el posterior enfrentamiento, o no, entre ellos. Quizás en el estilizado manejo de cámaras y la profunda tristeza de cada una de las actuaciones (sublimes Mastroiani y Gainsbourg) es el punto más alto del filme, porque, aún no se comentó el detalle de que nunca las mujeres se hablaron del hombre hasta el momento en que Sophie, impulsada por su madre (Catherine Deneuve), decide formalizar la relación e invitar a Sylvie a su casamiento.
Sylvie y Marc compartieron una promesa de eterno amor que nunca llegaron a concretar, y la sola evocación en cada uno de ellos de esa noche, en la que el diálogo sembró los cimientos de una pasión que se mantiene en vilo, han movido los destinos hasta lugares insospechados.
En determinado momento Marc levemente sospecha que la hermana de Sophie puede llegar a ser Sylvie, y esto es sólo una presunción. Cuando finalmente descubre la verdad, en medio de su propia boda, su mundo se desmorona. Todo lo que hasta ese momento, y honestamente, construyó con Sophie se le viene encima.
Marc nunca pudo olvidar a Sylvie, esa extraña pueblerina a quien le bastó sólo una noche para ocupar todo su corazón, por lo que deberá decidir cómo continuar en su vida y con quién. Jacquot trabaja con personajes libres, abiertos, capaces de aceptar la partida del otro sin siquiera parpadear, pero como en una tragedia épica y griega, como un leviathan con dos cabezas que aman sin saber el rostro del otro, termina conformando una estructura narrativa en la que cada pieza encaja a la perfección.
Juego de opuestos, de amores contenidos y postergados, de la carne expuesta al encuentro furtivo, “3 corazones” explora el universo pasional de una familia en la que sólo bastó un hombre para poder desequilibrar un vínculo hermoso entre las hermanas, que se verá trastocado hasta puntos insospechados.