Cuarto film de Panahi desde su condena (arresto domiciliario de seis años, prohibición de hacer películas, de salir del país y de dar entrevistas por dos décadas), 3 rostros es una puesta en abismo de parte del cine del propio Panahi y también del de Abbas Kiarostami (notoriamente El sabor de la cereza e Y la vida continúa). En este caso, como en tantos otros de la nueva ola iraní de la que Panahi es ejemplo primordial, la idea de puesta en abismo narrativa o de metanarración no está reñida con un fuerte compromiso narrativo. Para Panahi es posible -y también deseable, y trabaja para ello con tesón y talento- contar con fluidez y a la vez plantear una reflexión sobre estatutos como la verdad de lo relatado y la importancia -o la irrelevancia- de tal preocupación. Aquí partimos de un video que da a entender el suicidio de una joven actriz, en el que se involucra de alguna manera a una actriz famosa.
Y así se pone en marcha una búsqueda, una pesquisa, en forma de road movie soleada y comandada por la actriz famosa (Behnaz Jafari) y por el propio Panahi. ¿Jafari y Panahi hacen de sí mismos? La respuesta es que hacen de personajes que llevan sus nombres. Afirmar que hacen de sí mismos es perder de vista lo que plantea esta película de gracia ligera, de una tersura que no intenta eliminar ninguna aspereza, y que sabe mantener diversos misterios en torno a las mujeres, a las actrices y al cine, ese arte de mostrar y también de no hacerlo.