El hombre que pudo recordar sus vidas pasadas
Tanto en cine como en TV se podrá apreciar este riguroso y emotivo film en el que el director de Fotografías logra transmitir un doloroso y bello proceso íntimo por el que atraviesa el notable escritor Ricardo Piglia.
Ricardo Piglia comenzó a escribir sus diarios personales cuando tenía 16 años. Con casi 75, cuando una enfermedad degenerativa va minando progresivamente su salud, decide que es tiempo de renunciar a su puesto en la universidad de Princeton y regresar a la Argentina. El director Andrés Di Tella -amigo personal del autor de Respiración artificial, La ciudad ausente, Plata quemada y Blanco nocturno desde hace mucho tiempo- registra ese doloroso proceso que incluye desempolvar las 40 cajas con los más de 300 cuadernos idénticos que recuperan no sólo esas casi seis décadas de vida sino también de la historia (tragedia) argentina y que sirven además para bucear en el origen de muchas de sus obras literarias.
El realizador de La televisión y yo, Fotografías y Hachazos se enfrenta a numerosos dilemas y riesgos artísticos (y humanos). La primera disyuntiva, claro, es cómo ser honesto con la situación por la que atraviesa Piglia sin caer en el golpe bajo o la manipulación, ni tampoco en el sentimentalismo o la exaltación testamentaria. Así, si bien cede buena parte del punto de vista y de la narración al escritor, también se interroga sobre cómo abordar el relato y a qué recursos apelar. En un momento, cuando Piglia está incapacitado de comunicarse, recurre a sus amigos (Gerardo Gandini, Germán García, Roberto Jacoby, el Tata Cedrón). En otro, cumplen un deseo largamente reprimido, una tentación propia de todo escritor, y juntos queman algunos de los cuadernos.
Uno de los principales hallazgos del film es la excelente utilización de los materiales de archivo (con énfasis en la caída de Perón en el ’55, la muerte del Che en Bolivia y el accionar del ERP en plena dictadura militar) que acompañan a y “dialogan” con las propias experiencias de vida de Piglia.
Intimo y político, emotivo y descontracturado, sobrio y desgarrador, fascinante e incómodo a la vez, 327 cuadernos es un documental de autor que indaga en un proceso creativo, un ensayo sobre el arte y la vida, una película familiar y un regalo a un amigo que se está yendo. Por todo eso, se trata de un film decididamente valioso, que -con una salida poco habitual- se puede apreciar tanto en la pantalla chica como en la gigante.