El realizador parte de la idea “Un diario de la lectura de un diario”, y por fortuna para Piglia, Di Tella y los espectadores, se encontró con los 327 Cuadernos que son el diario de vida del escritor, a lo largo de casi durante 60 años. Pero no sólo eso, sino que utilizó el testimonio del protagonista y sus escritos a través de la cámara, es decir su propia mirada sobre el tema.
Nos revela la intimidad del escritor utilizando filmaciones familiares, fotos e imágenes de él, al momento de la filmación, intercalando material de archivo para subrayar la época, como el derrocamiento del presidente J.D.Peron en 1955, al mostrar una Plaza de Mayo colmada de gente celebrando el golpe de Estado, en la plaza que siempre han considerado propia los peronistas, o la muerte del Che Guevara, con un reportaje televisivo realizado al hermano de Guevara, en la partida de su viaje a Bolivia para saber sobre la realidad de lo ocurrido. También la utilización de un diario filmado por Enrique Amorin, con imágenes de Horacio Quiroga preparando un asado, un joven Jorge Luís Borges tomando mate, o ¿de esta filmación?.
La banda de sonido es importante para lograr el clima necesario con una utilización precisa, sin distraer la atención de las imágenes.
Qué nos dice Di Tella sobre su obra: “No es un documental, y que hace con esa memoria... Es sobre un hombre que tiene encerrado su pasado en 327 Cuadernos. Es un símbolo de alguien que pelea con memoria”