En un momento en que el cine francés parece haber perdido un poco el rumbo, las propuestas de Claire Denis (“Bella tarea”, “El intruso”) bucean en las actitudes de gente común que, de pronto, se iluminan con un gesto y patean el tablero. Porque precisamente, no hay “gente común”. Todos pueden sorprender. Lionel, viudo de mediana edad, trabaja como conductor de trenes y vive con su hija Josephine en un modesto edificio en las afueras de París. En el lugar, tiene como vecinos a Gabrielle, quien mira a Lionel con buenos ojos y algunas secretas ilusiones, y Noé, muchacho inquieto decididamente atraído por Josephine. Los lazos sentimentales y los familiares van a cruzarse, no siempre de manera armónica. Dentro de un cine que en apariencia apunta al realismo, Denis se las ingenia para que sus criaturas se aparten de la rutina cuando es necesario, armando otro libreto. Una opción que habrá que respetar.