Es una historia fuerte que habla de los lazos familiares y el amor; cálida, vibrante y conmovedora
Se desarrolla en los suburbios de París, donde se encuentran esas viviendas donde viven los inmigrantes pobres, allí conocemos a los distintos personajes que son parte de esta historia, una de ellas es la principal, la que habla de la relación entre un padre e hija, él es un viejo conductor de tren Lionel (Alex Descas) viudo y su hija Josefina (Mati Diop) una estudiante de antropología.
Otro de los personajes que viven en ese edificio es una taxista Gabrielle (Nicole Dogue), quien durante la niñez de Josefina cuidó de ella como una madre, y otro de los vecinos es Noé (Grégoire Colin), para quien desde la muerte de sus padres todo se detuvo en el tiempo, en su casa quedaron los muebles antiguos, hasta su gato es viejo, tiene diecisiete años. Estos personajes tienen algo en común, el amor, Gabrielle por Lionel y Noé por Josefina, pero no se atreven.
Por otro lado tenemos a René (Julieth Mars Toussaint), un compañero de Lionel, que se siente perdido cuando tiene que retirarse de su trabajo, el se encuentra solo y el interior de su vida se encuentra vacio, algo muy similar le sucede al personaje del film “El extraño Sr. Horten, 2007” cuando Odd Horten de 67 años, ingeniero ferroviario, luego de 40 años de servicio de retirarse y debe buscarle un sentido a su vida.
En la trama predominan las miradas, los silencios, los gestos, está llena de metáforas y símbolos pequeños, con montajes largos de las vías y los trenes, son sus vidas que van y vienen y representan la comunicación y las distancias entre los personajes, su ritmo por momentos es lento, tiene nostalgia no solo a través de sus personajes, sino que también se encuentra reflejada en los colores y la música. Finalmente conocemos como son esos 35 Rhums, un ritual de despedida que consiste en beberse 35 copas de esa bebida sin interrupción.