La crónica del agobio por Néstor Mazzini
La nueva película de Néstor Mazzini sigue durante treinta y seis horas a un hombre acechado por deudas y una situación familiar inestable.
A principios del nuevo milenio el realizador argentino Néstor Mazzini filmaba Que lo pague la noche (2012), un thriller neorrealista ambientado en Lugano que recién vería la luz 10 años después. Su nueva película 36 horas (2020) no tomó tanto tiempo entre su rodaje y el estreno, tampoco tiene que ver con el neorrealismo, pero la emparenta que llega a las salas casi diez años después de su antecesora y que también bucea con el género del thriller.
36 horas, que es la primera parte de Autoengaño, una trilogía que se completa con Cuando oscurece (a estrenarse en 2022) y La mujer de río (en preproducción), se encuadra dentro de ese tipo de películas cuyo entramado narrativo sucede en un tiempo determinado. En este caso las horas que referencian el título. Pedro (César Troncoso) tiene una pequeña productora audiovisual en sociedad con su ex esposa, Érica (Andrea Carballo) y son padres de una niña, Flor. Trabajos que se demoran, proveedores que se atrasan y una situación económica inestable hacen que Pedro deba recurrir, en principio, a prestamistas para tapar deudas, y más tarde a otros prestamistas para pagar a los prestamistas. Una rueda que ante un giro en falso lo saca del juego. La historia transcurre durante 36 horas de la vida del protagonista y sigue su punto de vista frente a la agobiante situación que lo atormenta.
Mazzini construye un thriller psicológico, plagado de atmósferas y climas, en donde el personaje central, atrapado en un laberinto sin salida, debe tejer redes de supervivencia que lo hacen conectarse con una serie de personajes que lo pueden salvar o hundir para siempre. Está en él tomar las decisiones correctas, asumir los riesgos más allá de los beneficios.
César Troncoso, encargado de ponerse en la piel de Pedro, logra transmitir todas las sensaciones de inestabilidad, tanto familiares, económicas, sociales y afectivas, por las que atraviesa un personaje que como en El juego del calamar, debe ingeniárselas si quiere sobrevivir, claro que metafóricamente. Andrea Carballo, como su socia y ex pareja, a pesar de los reclamos y reproches, logra ser el contrapunto justo que el personaje y la historia necesitan para descomprimir la tensión reinante.
Filmada en gran parte dentro de lo que sería la productora y otros espacios cerrados, Mazzini aprovecha las locaciones para crear claustrofobia, utilizar la cámara para encerrar al personaje dentro de su propia prisión, física y psicológica, y crear la sensación de laberinto en la que se encuentra inmerso.
Como las recientes Culpable (The Guilty, 2021) o Forever Rich (2021), ambas disponibles en Netflix, 36 horas juega con el tiempo, pero en este caso, no para resolver un conflicto esporádico, sino para contar como es un día y medio en la vida de un hombre por un conflicto que lo acecha y la acechará.