La revisión de una pieza célebre
Esta es una película muy posmoderna, apurada, quizás por eso de Fernando Meirelles, preferimos "Ciudad de Dios", su filme anterior, y no dejamos de recordar otras versiones de "La ronda".
Suerte de película en episodios, como buena representante de la época, sin límites precisos y un tanto fragmentaria, "360" es, como su nombre lo indica, un filme circular, donde las historias cierran y todo está vinculado con todo.
Recuerda un poco a esas producciones tan de moda de Alejandro González Iñarritu ("Babel"), o la atrayente "Magnolia" de Paul Thomas Anderson, donde la coincidencia, el destino o el "porque sí" son remate de cualquier suceso.
El asunto es así. Michael Daly (Jude Law), un yuppie va a tener una aventura con Mirka (Lucia Siposová) una prostituta eslovena, mientras la esposa de él, Rose (Raquel Weisz) rompe su relación con un fótografo brasileño (Giorgio Spiegelfeld). Laura (Maria Flor), la chica del fotógrafo a su vez descubre que la engaña y parte en avión compungida hacia su país, mientras en el vuelo conoce a John (Anthony Hopkins), un anciano inglés, del que se hace amiga y a Tyler (Ben Foster) un violador en recuperación, del que se hace más que amiga. Mientras tanto, habrá un encuentro sexual de Valentina (Dinara Drukarova), una mujer de los países del Este, con un dentista argelino (Jamel Debbouze).
"TOCO Y ME VOY"
Esto puede servir de guía para el que la quiera ver y le ahorre tiempo para rearmarla más fácil. La película tiene origen literario, pero no se nota, porque todo es superficial, breve, como un "toco y me voy". Eso sí, muy bien fotografiada, con correctas actuaciones, algunos historias más interesantes que otras, especialmente la inicial de Michael Daly (Jude Law), el yuppie, junto a su mujer Rose (Raquel Weisz). Anthony Hopkins logra buenos momentos en las mínimas escenas que tiene a su cargo.
Las historias no alcanzan a sensibilizar, porque son fugaces. El guión es tan poco profundo, que sus tramas y subtramas, quedan suspendidas en el aire, sin que se aclaren una serie de datos de cada personaje.
El filme está ambientado en Viena, París, Londres, Bratislava, Río de Janeiro, Denver y Phoenix, pero de esos lugares no se ve nada, sólo aeropuertos o cuartos de hotel.
Esta es una película muy posmoderna, apurada, quizás por eso de Fernando Meirelles, preferimos "Ciudad de Dios", su filme anterior, y no dejamos de recordar otras versiones de "La ronda".