Segunda parte de una futura trilogía, "4 Lonkos: Vida, muerte, y profanación, de Sebastián Diaz", es un documental contundente y descarnado que desnuda la verdad detrás de figuras históricas injustamente vanagloriadas en nuestro país; y el destrato y deshumanización sistemática a la que fueron sometidos nuestros pueblos originarios.
Un Lonko es el jefe o cacique de una comunidad o grupo de familias que viven en conjunto y se alinean por un antepasado común. Se lo considera la autoridad principal de ese grupo, y suelen ser personas mayores por ser los más cercanos a ese linaje compartido. Un Lonko es un líder, y si tuviésemos mayor consciencia de los habitantes originario de nuestras tierras, estos 4 Lonkos a los que hace mención el segundo documental de Sebastián Diaz deberían ser figuras populares reconocidas históricamente.
Sin embargo, probablemente sus nombres ni les suenen. Por el contrario, nombrar a Francisco Pascacio “El perito” Moreno, es sinónimo para cualquiera de patriotismo y valor; de lucha por el país, y defender nuestras tierras y soberanía. Gracias a él tenemos delimitado gran parte de nuestro territorio.
Esto es lo que siempre nos cuentan. Prueben hacer una excursión a cualquier punto turístico del Sur argentino, y notarán como su figura es la de un semidios; o pueden visitar el museo histórico de La Plata que él fundó y lleva su nombre. La realidad es un poco distinta. Al entrar a dicho museo, al recorrer los muchos pisos y salones que lo habitan, lo más impactante es observar el sector dedicado a nuestros pueblos originarios.
No vamos a encontrar sólo información y objetos arqueológicos, hay también restos humanos. Desde cráneos a fetos, pasando por cadáveres de tumbas profanadas.
Por supuesto, todo de la colección personal de ese patriota que lucho por nuestras tierras… además de coleccionista de restos humanos. Sebastián Díaz ya había sorprendido hace tres años con "La muralla criolla", su ópera prima, y primera parte de lo que, asegura, será una trilogía sobre el destierro y la masacre a la que fueron sometidas las comunidades originarias en manos de los supuestamente civilizados.
Si en aquella oportunidad nos hablaba de la construcción de la Zanja de Alsina, exponiendo cómo en base a una salvaje matanza fueron despojados de sus tierras; en "4 Lonkos", aborda el qué se hizo después con los restos. Emprender una investigación así no es sencillo. Díaz se encontró con puertas cerradas, negaciones, y poco aporte de material.
Es esa parte de la historia en la que pareciera que no se debe hurgar. A raíz de esto, utiliza recursos como unas descarnadas animaciones, para graficarlos hechos, y entrevista al historiador Osvaldo Bayer, y al antropólogo Caros Martínez Sarasola; además de los puntos de vista de los herederos de los Lonkos Mariano Rosas, Cipriano Catriel, Juan Calfucurá, y Vicente Pinzón.
Escudándose en una supuesta investigación y análisis científicos, los cadáveres de los tres primeros fueron ultrajados, y ni hablar de respetar la sepultura mediante el ritual de sus culturas. El caso de Pinzón es más complejo, se encuentra envuelto en un misterio aún mayor. Quizás por estas sucesivas trabas en la investigación, "4 Lonkos: Vida, muerte y profanación" es formalmente un documental sencillo. De cabezas parlantes, no tanto archivo, y un aireado gráfico mediante las animaciones. Su riqueza está en lo apabullante de su contenido que nos deja pasmado, cala bien hondo.
Cuando nos hablan de una grieta reciente, es importante recordar que las divisiones se remontan, como mínimo, a estas épocas, en las que en nombre de la ciencia, de la religión, y de la patria, se deshumanizo a toda una comunidad, despojándolos no sólo de todo lo material, hasta de su propia integridad, aún después de muertos.
Entrar a esos salones del Museo de La Plata (que recién en el Siglo XXI fue devuelto parte del material a las comunidades, pero aún falta mucho), es encontrarse con la cosificación. Nuestros originarios son ni siquiera animales, son objetos de exposición, curiosidades; y durante más de un siglo fue algo que no se cuestionó.
Este es el verdadero valor de un documental como el de Sebastián Díaz. Otro aporte interesante lo harán los propios herederos de las comunidades, con dos vertientes representadas en el ahora. Estarán aquellos que intentan mantener sus tradiciones y quieren la verdad a toda costa; y los que mantienen una postura más conciliadora, los más jóvenes, que intentan recuperar el ahora, ubicando cada hecho en su contexto.
En este punto sí será más objetivo y dejará que cada uno saque sus conclusiones. En el resto, Díaz no juega a la falsa lejanía, adopta una postura, y la fundamenta contundentemente. Durante décadas, más de un siglo, se nos mintió, se reinvindicó a figuras que no eran más que terratenientes aprovechadores y sanguinarios.
Ya es hora de que el velo se corra definitivamente, caiga quien tenga que caer, nuestra verdadera historia como identidad cultural lo merece. La tierra llora, y los pueblos originarios claman por ser realmente escuchados. "4 Lonkos: Vida, muerte y profanación de Sebastián Díaz", quizás no sea la mirada definitiva, pero es un complemento junto a otros testimonios de gran valor que resultan indispensables para empezar a mirar más allá del cuento.