4 Lonkos

Crítica de Nicolás Pratto - Funcinema

POR UN PUÑADO DE CRÁNEOS

Recordando mis años de primaria, uno se iniciaba en Historia con la llegada de Colón a América. Luego la Conquista, Colonialismo, Invasiones Inglesas, Cabildo Abierto, hasta llegar al 9 de Julio de 1816, donde al igual que en un cuento de hadas, nos liberamos del yugo español y vivimos… no sé si felices, pero, al menos, libres. En la secundaria, la materia se expandía: griegos-romanos, la Revolución Industrial, la Francesa, no abandonando la cuota nacional, Unitarios vs Federales y los distintos procesos militares. Ya egresando, el final feliz era la vuelta de la democracia.

Lo cierto es que, recapitulando dichos contenidos, surge un bache. La mayoría de los hechos aprendidos de nuestra historia, se centralizan en Buenos Aires. Obviando gran parte de eventos que dieron forma a nuestra Nación, tal como la conocemos hoy. El documental 4 lonkos se encarga de profundizar en lo que fue la “Conquista del Desierto”, desde el punto de vista aborigen. Lo que han sufrido, invasión y desarraigo, y lo que aún padecen, la falta de reconocimiento.

Un lonko es el cacique o jefe de su comunidad. El director, Sebastián Díaz, nos presenta a cuatro de ellos, que habitaron la Pampa y la Patagonia. Comentado por especialistas como Osvaldo Bayer, Marcelo Vaiko, Carlos Sarasola, Claudia Salomón Tarquini, y el testimonio de los descendientes. Uno comprende que dicha conquista, o como bien se aclara aquí, dicho genocidio, se debe a la expansión de la “civilización”, sobre territorio habitado por la “barbarie”. Pero hay un personaje, inversor de la campaña, que lejos de interesarse en los terrenos, su interés radicaba en los esqueletos de los vencidos, como promoción del Museo de La Plata. Hablamos de Francisco Pascasio Moreno, más conocido por el Parque Nacional que lleva su nombre: Perito Moreno.

La comunidad científica argentina e internacional apoyó con entusiasmo la incursión, con el afán de conservar piezas de una cultura de la cual eran cómplices de su extinción, y exhibirse en sus museos. El documental hace hincapié en la profanación de tumbas, y el coleccionismo morboso de sus cráneos. Incluso de personas que todavía no estaban muertas, como el caso del lonko Marcelino Namuncurá. Al igual que el personaje de John Wayne en Más corazón que odio, el odio hacia los indígenas trascendía la vida con tal de que no tuvieran un descanso en la otra. Dichos restos, gracias a las demandas de sus descendientes, han sido extraídos de los museos, y devueltos para un entierro acorde a lo que demanda su tradición. Y las pobres almas que no eran asesinadas, corrían el destino de ser esclavas, no sin antes pasar por un “lavado cultural”, donde te imponían un nuevo nombre y una nueva religión.

Además de tener una buena investigación, mediada por profesionales, 4 lonkos goza de tener elementos de animación para representar momentos históricos. Lo cual hace que el aprendizaje sea más didáctico. Lejos de ser discursivo, presenta los hechos ocurridos en nuestro país del que sólo habíamos escuchado la versión de los vencedores. Sumado a las declaraciones de las personas que han sido afectadas por tanto tiempo sin reconocimiento, trazando un paralelismo entre pasado y presente. No es la primera vez que Díaz se ubica en dicha línea temporal, su anterior documental, La muralla criolla (2017), también se adentra en la Conquista del Desierto y lo no contado en nuestros queridos manuales escolares.

Reconozco que por años ignoré la historia argentina, interesándome en la de otros países. Quizás porque a uno le gusta la tragedia que no es ajena. 4 lokos visibiliza una historia que hasta el día de hoy sigue siendo noticia. Un documental al que le deseo un futuro en algún canal de aire, o mejor, en los colegios.