REESCRIBIR LA HISTORIA ¿Por qué hacer una película de mafiosos si ya existe El padrino? ¿Por qué hacer una buddy movie si ya existe Arma mortal? Pareciera que la frase “ya todo está inventado” es un hecho, pero también lo es “todo público se renueva”. Resulta curioso que en la actualidad, donde prima la cultura pop y todo es un festival de referencias, el público joven reconozca el guiño, pero carezca de su profundidad. Saben que El padrino es “una de mafiosos” pero no la han visto. Ojo, tampoco me quiero desligar, escribe alguien que conoció El ciudadano gracias al episodio de Los Simpson de Burns y su oso Bobo. Entonces, ¿por qué hacer una película de un tiburón asesino si ya existe Tiburón? ¿Why not? Mar de sangre es una película que desde el inicio hasta el final cumple todos los casilleros: vacaciones en un país centroamericano genérico, jóvenes divirtiéndose, hormonas y problemas que los llevarán a la deriva del mar con un tiburón hambriento. La película dirigida por James Nunn tiene una duración de 84 minutos; a partir del minuto 14, nuestros protagonistas ya están a mar abierto e incomunicados. Los mismos son tres amigos (el deportista, el fiestero, el negro) y dos amigas (la fiestera y la voz de la razón). Al menos tienen el decoro de que el único personaje que tiene un color de piel diferente, no sea el primero en morir… es el segundo. Por su parte, el tiburón respeta la tradición de Tiburón, que a su vez extrajo de Cat people, la de no mostrar al monstruo. ¿Por qué verla? Porque satisface ese deseo que tenemos como espectadores de ver jóvenes bellos y exitosos ser devorados por un tiburón, en otras palabras, “el que las hace, las paga”. Casi como un aviso de Luchemos por la vida, pero más entretenido y menos traumatizante.
RUTAS COMPLEJAS Cuando oscurece es la segunda entrega del realizador Néstor Mazzini, que integra su trilogía denominada Autoengaño. Su anterior film, 36 horas, sigue a una familia en erosión, cuyo protagonista, Pedro, deberá afrontar el proceso de divorcio, el cumpleaños de su hija y, a su vez, una deuda que lo persigue. El estreno de la semana es la continuación de los hechos. La película inicia con Pedro compartiendo un fin de semana de campamento con su hija (Flor), la ausencia maternal se hace presente ante las preguntas de la pequeña. Ambos inician un viaje, instalándose en una cabaña, apaciguando en la menor lo que conlleva una separación y fortalecer vínculos. Lo que el realizador nos presenta como una relación entre padre e hija, en realidad es el secuestro y huida de este. Cuando oscurece se torna interesante a partir del segundo acto. El primero se extiende en demasía, en parte entendible para quien no haya visto la precuela. Pero aun así, logra crear un ambiente tenso y somos testigos de un hombre, un buen padre, al borde, si ya no lo está, del quiebre. Se destaca la actuación de la niña como lo mejor de la película; desde sus gestos, tono de voz, transmite inocencia y ternura, bien dirigida. Un hombre atormentado, una hija que poco a poco toma conciencia de la realidad, y una madre que toma presencia hacia el final, en la búsqueda de su hija. Interesante película que despierta interés hacia el desenlace y de cara a la resolución de su trilogía.
LO QUE EL FUEGO NO PUEDE EXTINGUIR En 2019 ocurrió un hecho del que poco se hizo eco en los medios, la ocupación pacífica del Ministerio del Interior por parte de 23 mujeres representantes de pueblos originarios. Un reclamo que viajó cientos de kilómetros, lleno de esperanza, bronca y miedo ante un panorama cada vez más hostil como el terricidio (crímenes contra la naturaleza) que desplaza a sus pobladores. La ocupación duró once días con el fin de entablar una reunión con el ministro a cargo de ese entonces, Rogelio Frigerio, haciéndole llegar el reclamo y dando inicio a La rebelión de las flores. El documental de María Laura Vásquez se divide en los días previos a la intervención y la consolidación de la ocupación. El primer pasaje donde conocemos parte del hermoso paisaje patagónico donde viven. El día a día de estas mujeres, madres, guerreras, defensoras de su nación frente un futuro que parece inevitable. Una de sus referentes, Moira Millán (fundadora del Movimiento Indígena por el Buen Vivir), deja en el documental varias definiciones que usaremos como subtítulos. “Sin espíritu no hay lucha”. Una lucha que no se ha detenido desde hace 500 años, la colonización, conquista y posteriormente, la toma de tierras al conformarse el territorio argentino. “El fuego es el aviso de que están llegando”. Actualmente el principal enemigo son las corporaciones que tienen el aval de los gobiernos de turno para efectuar sus proyectos, quema de bosques intencionales para justificar sus negocios de mega-minería como el fracking y represas. Esta última, siendo el proyecto hidroeléctrico “La Elena” ubicado en Chubut, una de las principales amenazas. En caso de confirmarse, dejaría inundadas 11.000 hectáreas de territorio indígena. “La situación es alarmante”. El documental no solo registra sino que también acompaña, intima en las reuniones donde las madres piden por sus hijos desaparecidos, la represión del Estado y un sistema judicial discriminatorio. A la media hora, la rebelión se materializa en capital, la ocupación del Ministerio, dando inicio a una danza burocrática de secretarios, abogados pero también de personas que se acercan y brindan su apoyo emocional y físico al proveer suministros. Como espectador, La rebelión de las flores logró transmitirme impotencia y frustración; desconozco si ese era el objetivo. Pero traslada esa sensación, que toda persona de ciudad atraviesa al tener que realizar un trámite y las constantes trabas para llegar a su fin; y la traslada a un contexto donde lo que está en juego es mi casa, mi familia, donde vivo e incluso lo espiritual. El documental abre diciendo que la palabra mapuche significa gente de la tierra, determinando cómo se estructura su espiritualidad y cultura. La rebelión de las flores visibiliza una problemática como el terricidio que no solo inquieta a los pueblos indígenas, sino a nosotros mismos, siendo testigos de humaredas y un clima desconcertante. El documental logra representarlos mediante rostros, vivencias, distinto a nuestra cultura o tradición, pero cuyo reclamo también nos afecta y responsabiliza.
UNA MIRADA PARA QUIEN NO PUEDE VER “Los discapacitados somos jodidos”, eso me decía mi papá mientras con su bastón le rompía el espejo retrovisor a un auto mal estacionado en una parada de colectivo. Y es que son de un trato particular, ojo, depende quién te toque. Se hacen notar desde el reclamo de un asiento, en atención al público, generalmente con un tono alto. ¿Pero cómo sería nuestro parecer estando desde el otro lugar? Cuando sentís la incomodidad de aquella mirada al subir al colectivo, taxis que pasan de largo por no llevar una silla de ruedas, esquinas sin bajadas, puestos laborales que te excluyen y tantos ejemplos así. Graciela De Luca realizó un interesante documental sobre una pareja de ciegos, su relación con el entorno, viviendo en un mundo con una sociedad que, en parte, decide mirar hacia otro lado. “Nosotros tenemos que tocar, oler; el hecho de realizar la misma actividad, agudiza los sentidos”. Así se presenta Daniel, padre de familia, hincha de Racing pero jugador, ídolo del fútbol para ciegos del club Huracán. “Vemos las cosas de otra manera, creo que con más profundidad”, dice Natalia mientras cocina. Es representante del equipo nacional de goalball (un deporte creado para ciegos) y pareja de Daniel. La directora realiza una mirada más allá de las problemáticas cotidianas, que consiste en introducirse en un mundo cuyos estímulos se nutren cada vez mediante los ojos, y ahonda en el proceso de aceptación interna y familiar de la gente ciega. Desde la negación a usar el bastón como guía hasta la preponderancia del deporte como factor social. Si durante siglos el discapacitado era sacrificado por sus “malformaciones”, o más en el tiempo, oculto o dado a tareas para nada gratas, en la actualidad se ha dado un gran avance en sus derechos e inclusión, pero aun así, persiste una postura que ignora. A lo largo de una hora, De Luca profundiza en las preocupaciones laborales, de salud, individual y de pareja, una mirada empática, cercana de aquellos que no pueden ver.
SUPERFICIES DE PLACER “Puedo espiar sin discreción. Como un voyeur en vacaciones”. Así cantaba Fede Moura en ese maravilloso tema y álbum en general, Superficies de placer. El concepto de atreverse a un disfrute por fuera de lo cotidiano o explorarlo en mayor manera, punto en común que tiene con el estreno de la semana Buena suerte, Leo Grande, una interesante ¿comedia romántica? Prefiero utilizar más la palabra íntima, sazonada con toques de comedia. Nancy Stokes es una viuda de 55 años, madre de dos hijos ya crecidos, ex profesora de religión, cuya vida no ha tenido emoción alguna. En un atisbo de aventura, reserva una habitación y contrata los servicios de un acompañante, siendo Leo Grande quien toque a su puerta. Un hombre cuya belleza y juventud intimida a Nancy, pero con el que a lo largo de cuatro encuentros logrará profundizar más allá de lo sexual. En palabras de Hemingway “no hay nada más erótico que una conversación”. La película de Sophie Hyde, con guion de la comediante inglesa Katy Brand, se sostiene en la interpretación, ya que el 95% del film transcurre en la habitación alquilada. Emma Thompson logra una buena actuación y Daryl McCormack acompaña de igual manera, ambos son personajes que se atraen, logrando una confidencia, asumiendo placeres y secretos. Buena suerte, Leo Grande ahonda en la sexualidad durante la tercera edad y en la juventud, la mercantilización que se tiene de la intimidad, haciéndola casi una cuestión burocrática mediante apps y servicios de acompañantes. A su vez es una mirada sobre la soledad y aceptación de los cuerpos. Volviendo a Fede Moura “jugar con la imaginación, sin tener que pedir perdón”.
RECICLANDO VÍNCULOS Objetos de descarte y objetos que atraen, que erosionan relaciones, cuya acumulación se vuelve insostenible y alejan a las personas hasta de un posible reencuentro. Eso es Un bolso lleno de carteras, pero a su vez es una performance, una película en edición, una protagonista que regresa a su país y reanuda un vínculo con su madre, Noemí. Celia es una dramaturga que está realizando una obra en base a la basura que ha ido acumulando su madre a lo largo de años. Diógenes bajo el sol es el título de esta performance, un reciclaje artístico que a su vez es un viaje interno. “Organización emocional”, comenta en uno de los pasajes. Un bolso… ahonda en la vuelta a casa de una hija que ayuda a su madre de deshacerse de tanto pasado innecesario, acumulando revistas, almanaques, papeles, documentos, como cerrando un tercer acto de años anteriores. También es la realización de una obra, la participación de la compañía y la interpretación que le da la misma ante una situación íntima. El film de Leonardo Petralia es una historia integrada de diversas emociones y necesidades, como espectador me siento más atraído hacia los conflictos emocionales que artísticos. El documento de una mudanza, con todo lo que eso involucra, desvincularse de objetos, transformarlos para habitar nuevos espacios. El director aborda su primera película de manera interesante, como un curioso más ante el relato y la experiencia entre Celia y Noemí.
VOLVER “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”. Prácticamente ese verso de Gardel define la ópera prima de Mara Pescio, Ese fin de semana, un slice of life sobre relaciones y ausencias entre madre e hija. Julia (Miss Bolivia), es una cantante de bar con relativo éxito en Brasil. Aunque su presente se encuentre allí, el recuerdo de no ver a su hija hace años y una deuda importante de dinero, le hacen cruzar la frontera hacia Misiones para encontrarse con Clara y un barrio no a gusto con su regreso. Una madre que no es, que quiere serlo, frente a una hija adolescente ya con sus propias inquietudes como formar una banda y su novia. La película de Pescio no buscar trazar una figura maternal en Julia, quien intenta sobrevivir con su música y, cuando es el caso, roba con naturalidad y sin culpa. Observa a sus personajes, dónde viven, haciendo del film una experiencia contemplativa en demasía. El silencio y la ausencia se extienden en varias escenas, aunque hacia el final logra ser intimista. “Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar”. Ese fin de semana es el alto en Julia, un verso, un tema al que vuelve para luego continuar.
LA NOSTALGIA DE LO NO VIVIDO Edgar Wright es un apasionado del cine, su valor radica en que no hace falta escucharlo en entrevistas, sino que se observa en sus películas. Criado entre blockbusters y películas de terror, los “vhs nasty”, ese cariño y admiración que suelen jugarle una mala pasada a cualquier realizador al querer homenajear por sobre lo que está narrando, pero no es el caso del director inglés. Wright, al igual que Tarantino, corresponde a aquella primera generación de directores que consumen cine de una manera más democrática mediante el vhs. Si los clásicos se nutrieron de la literatura, la generación del 60 y 70 de la televisión y la educación cinematográfica, los 80’s, sumado a lo anterior, permitía alquilar cualquier película, pero no solo de la actualidad, sino la posibilidad de acceder al pasado. Un tiempo, un callejón que se visita en El misterio de Soho. Eloise es una joven amante de los 60 que deja su pueblo para estudiar diseño de moda en Londres, idealizando lo que ha visto en revistas de su abuela, la música, el estilo, se termina topando con una capital donde poco y nada ha quedado de aquella época. Pero tiene la particularidad, digámosle poder o don, de que, al momento de irse a dormir, se traslade a la década de sus sueños encarnando a Sandie, una mujer atrevida, fina, sensual, talentosa, la suma de sus fantasías. Wright aborda la nostalgia, aquella memoria selectiva por el pasado, en alguien que no lo ha vivido, pero ha idealizado al no encajar en un presente que la rechaza como en el caso de sus compañeras. Eloise se siente maravillada, se refugia entre las luces de neón, y las aventuras que experimenta como Sandie. Pero a su vez empezará a vivir su lado negativo, siendo presa de un sueño que noche a noche se torna en pesadilla y que también afecta su realidad. Se encuentran paralelismos con Medianoche en París, pero Soho dialoga más con Había una vez en Hollywood…, no solo compartiendo contexto histórico, sino que además en la mirada de ambos directores sobre un mundo que no vivieron, pero aprendieron de ello mediante el entretenimiento de la tv y el cine. Mientras Tarantino decide reescribir la historia, Wright disfruta, pero también padece lo que en la película se menciona como “visiones del pasado”. Y que al igual que Dorothy en El mago de Oz o Marty McFly: “There’s no place like home”. Un thriller bien desarrollado cuya media hora final se transforma en un gran terror, y con dos muy buenas interpretaciones como es el caso de Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy. La primera haciendo méritos en un papel que exige bastante, y la segunda que -debo reconocer- que siendo la primera vez que la veo actuar, se justifica el reconocimiento que está teniendo, no solo desde la interpretación, sino de la presencia que transmite. Por su parte Wright aborda un género del que se proclama fan, siendo espectador, riéndose con él como en Muertos de risa, pero en El misterio de Soho se adentra en el mismo, utilizando varios elementos estéticos de Dario Argento y su obra más reconocida: Suspiria. Un director que puede variar de producciones y géneros, pero que lo veremos cercano a protagonistas rechazados, nostálgicos (siendo la música una gran herramienta), pero que en vez de hundirse en un tiempo mejor, asumen el presente así de peligroso y divertido como puede ser.
BIG BROTHER IS WATCHING YOU “Desde el principio de la civilización hemos sabido que había algo cautivador en ver a los seres humanos luchando por sus vidas”. Esas son las primeras líneas de Escape Room 2: Reto mortal, secuela que continúa la pesadilla de un grupo de personas seleccionadas por la Corporación Minos con el fin de participar en un juego de escape mortal, un entretenimiento para un selecto grupo de millonarios. Escape Room 2 continúa un hilo similar a películas como Los juegos del hambre, El juego del miedo, The Truman Show, ¿por qué no? El concepto de un público cada vez más exigente al consumo, apelando al realismo, aunque este conlleve al sufrimiento de un grupo de personas. Dirigida por Adam Robitel, en esta ocasión reúne a sobrevivientes de juegos pasados para convocarlos a un verdadero desafío donde el ingenio y el trabajo en equipo serán vitales para sobrevivir ante los diversos escenarios. Introduciendo, además, una trama en paralelo referida al arquitecto del juego y su relación con su hija, a la que tiene también en cautiverio y servirá para futuras entregas. Estamos frente a una película entretenida, aspecto que no se debe tomar a la ligera, frente a un género que está padeciendo lo “discursivo y la buena fotografía” para ser tomado en serio, o simplemente aquellas obras que apelan al susto y el estímulo descartable. Aunque las falencias se encuentran en los personajes en cautiverio sin desarrollar, más si estos continuarán apareciendo en el futuro, sumado a un tercer acto corto y con un cierre escueto. El consumo irónico que abordaba Mex Faliero días atrás, también se puede relacionar a este público ávido de estímulos violentos, donde el ocio es un vacío cada vez más difícil de llenar y la autosatisfacción es lo que prima sobre lo ético del contenido.
FIN DE SEMANA DE LOCURA Hasta qué punto las vacaciones son un espacio de relajación o la suma de tensiones y estrés, porque el servicio no es el deseado o debido a que en la habitación de al lado una pareja lleva horas discutiendo y ambos son tartamudos. Ni hablar cuando a alguien se le ocurre hacer un “cronograma de actividades”. Finde, la película Nano Garay Santaló y producida en parte por Futurock, es un ejemplo de cómo esa “escapadita de dos días” puede resultar una pesadilla. Malena Pichot y Julián Lucero interpretan a una pareja que decide vacacionar en las afueras de la ciudad en una casa de campo. Son recibidos por los inquilinos y la otra pareja en cuestión (Sbaraglia-Grinzpan) que, por un error de calendario, no tiene dónde ir y por eso les piden a los huéspedes quedarse y a modo de recompensa, ser sus mayordomos. Como espectador fuera de las producciones de Cualca o Futurock, en parte porque no sintonizamos el mismo humor, debo decir que me he encontrado una película divertida que aprovecha los momentos de tensión en situaciones incómodas para elaborar su comedia; llevando al absurdo las conversaciones de sobremesa o en un simple juego de mesa. Resaltando la actuación de Paula Grinzpan que, pobre chica, solemos verla padeciendo como una versión argentina de Elizabeth Moss. Y también de Sbaraglia, que debería ser tenido en cuenta para futuras producciones en torno a la comedia (habrá que esperar la próxima película de Ariel Winograd, que protagoniza). Finde es un buen ejercicio de comedia realizado en una sola locación, con pocos intérpretes y abordando ese deseo de escapar de lo urbano, “encontrarse con la naturaleza”, donde ese mismo anhelo puede volverse en nuestra contra, haciendo desear un simple monoambiente. Estrenada vía paper view el pasado fin de semana, aunque ya encuentra en sitios non santos.