4 lonkos es un documental que narra la vida, muerte y profanación de los restos mortales de tres grandes caciques de la pampa y Patagonia: Mariano Rosas, Cipriano Catriel y Juan Calfucurá, quienes luego de la Campaña del Desierto, fueron profanados en nombre de la ciencia (sus cráneos terminaron formando parte de las colecciones de los museos antropológicos argentinos) y de un cuarto lonko o cacique, Vicente Pincén, quien una vez detenido por el Coronel Villegas, fue retratado en cuatro famosas placas fotográficas.
El documental tiene un material de archivo escaso y una narrativa que no consigue avanzar de forma clara. A pesar de intentar ser didáctico no resultado del todo claro, asumiendo que todo aquello que no se dice debe ser entendido por el espectador. Es común que en el proceso de realización quienes participan de la película entiendan el relato por conocer todo lo que ha quedado afuera, pero el espectador sentirá que falta material.
Los testimonios sufren por ser muy desparejos. Algunos son inteligentes y claros, como es el caso de Carlos Martínez Sarasola, verdadera eminencia en el tema. Otros son más ofuscados y torpes, más preocupados por la bajada de línea que por el rigor histórico o el análisis. Lamentablemente Sarasola falleció antes de que la película fuera terminada y aparece una dedicatoria a él. Su legado lo trasciende, sin duda.
Las escenas de animación –algo a lo que el director Sebastián Díaz ya había recurrido en su film anterior- no consiguen tener el peso dramático adecuado. Parecen ligeras y sin sustento dramático. Hacen retroceder al film, aunque se entiende su intención de poner imágenes más allá de las personas que hablan. Y finalmente la división por episodios que tiene el film no le permite el crecimiento narrativo ideal para sumar potencia en su denuncia y su discurso. Le falta emoción al documental. Teniendo en cuenta que lo que cuenta es muy movilizador, el resultado no está a la altura. La idea de que los descendientes de una persona sepan que sus restos se exhiben en un museo, es terrible y poder recuperarlos es algo conmovedor. La película no logra que eso se traslade al lenguaje cinematográfico y falla en algo que debería ser el centro de su cometido.