Cómo enfrentar los fantasmas del pasado según una gran actriz
Es otoño. Una casa de campo en las afueras de un pueblo, allá en el condado de Norfolk, pero lo mismo podría ser, quizás, en muchos otros lugares. Paseando con el perro, una profesora ya jubilada, todavía firme. Ella prepara con sus amigas la fiesta de aniversario de su matrimonio. Celebran los 45 de casados porque cuando los 40 el marido estaba enfermo. Los primeros achaques, como se sabe. Nada que no pueda sobrellevarse. La vida para ellos es sólo una amable rutina sin mayores sobresaltos. "La monotonía diaria no está exenta de sus propios encantos", ha dicho David Constantine, en cuyo cuento "In Another Country" se basa esta obra.
Pero ahora el hombre acaba de recibir una carta desde los Alpes. Un glaciar en retirada dejó al descubierto el cuerpo bien conservado de su novia de juventud. Él podría ir a reconocerlo, sugiere la carta. Él da unas vueltas sobre ese asunto. Con mayor lucidez, la esposa da más vueltas. Un recuerdo se interpone ahora entre ambos. Un "hubiera sido" que duele. Quizá para la esposa no hubo nada, y no habrá nada, en todo su largo matrimonio, que pueda ser tan intenso como el noviazgo de juventud de su marido, y el recuerdo de esa juventud.
Constantine ha dicho, también: "Si sobrevive tanto tiempo, entonces el pasado es extraordinariamente potente". Pero la vida seguirá, la fiesta de aniversario ha de cumplirse. Una dulce alegría, a la vista de los seres queridos. La procesión va por dentro.
Charlotte Rampling y Tom Courtenay, tan lindos que los hemos conocido cuando jóvenes, encarnan ahora a estos viejos. Aquel muchacho rebelde que fue un símbolo de su generación en "El mundo frente a mí, interpreta a un viejo reblandecido. Esa muchacha que empezó bailando en una película de los Beatles, y subyugó a toda la generación de los 70 con su mirada, ya es una señora grande. Pero su mirada sigue firme, intensa, tremendamente expresiva. La secuencia final, ¿cuánto dura? ¿Cinco, diez minutos desde que ella dice su última línea? Pasan varias cosas, hay otra gente que habla, ella participa, baila, todo en plano medio, casi alejado, y sin embargo nuestros ojos sólo están atentos a ella, a su rostro, su boca, su mirada. Lo dice todo sin una palabra. Fue candidata al Oscar por esta actuación. Ganó una chica joven, por supuesto.
Director y adaptador, Andrew Haigh. En la banda sonora, y en el tocadiscos de la fiesta, Los Plateros. Hermosa, muy apropiada y muy bien utilizada la versión original de "Hay humo en tus ojos".