Como dos extraños
Una carta basta para demoler la estabilidad de 45 años de convivencia. Y todo ocurre en una semana. Este planteo, que en las manos de otro director podría haber sido el punto de partida para un melodrama convencional, en las de Andrew Haigh se transforma en una especie de explosión controlada que solo deja secuelas a quien la padece. Una pareja de clase media y sin hijos, a sus casi 70 años, está a punto de celebrar sus 45 años de matrimonio, pero una carta dispara al corazón de ese equilibrio. Allí le informan al marido que una mujer, el gran amor de su juventud que murió congelada al caer en una grieta, fue hallada seis décadas después.
En días sucesivos todo lo que parecía sólido comienza a desvanecerse y a generar dudas, recelos, silencios. El filme, por el cual Charlotte Rampling ganó el Oso de Plata a mejor actriz en el Festival de Berlín y aspiró a un Oscar, muestra de forma pausada, con elegancia narrativa y economía de gestos tanto del director, como del guión y los actores, cómo una pareja que cree conocerse, también puede comprender que en el fondo siguen siendo dos extraños. Las metáforas delicadas y perturbadoras, la sobriedad al abordar la madurez, entre la intensidad de "Amour" y la precisión de Bergman, así como la estructura del relato, transforman a "45 años" en una conmovedora reflexión el amor, el tiempo y su deriva.