La justicia por mano y carne propia
Vemos a Ciro (Peter Lanzani) un ladrón que merodea por las calles cuando se cruza con una camioneta 4×4. Ingresa e intenta robarle el estéreo cuando es sorpresivamente encerrado en esta y termina por ser de un hombre que está en busca de venganza, por lo que nuestro protagonista tendrá que pasar duras pruebas de supervivencia.
Los primeros 40 minutos de la película son de los más intensos porque se llega a sentir la adrenalina, el encierro que nuestro personaje vive. La desesperación y la intriga por saber que ocurre con esa camioneta van a meterse en vos y no quieras quitar la vista de la pantalla… o si…
Ciro, el ladrón de la película, es encerrado por Enrique Ferrari (Dady Brieva) un personaje más que importante ya que este este es quién va a querer recobrar venganza tras el intento de robo con este método de “justicia por mano propia”.
Las actuaciones son impecables, vemos a todos muy comprometidos con este trabajo e incuso con los extras. El trabajo de Peter Lanzani como Ciro fue el que más se destaca, ya que, como la grabación fue lineal, hay mucho trabajo gestual y físico para que el espectador pueda observar la degradación del personaje. Hay escenas que pueden ser fuertes para quién esta detrás de la pantalla pero que están muy bien logradas, no son recortadas y acá es donde nos da la magia de que en verdad le ocurrió esto al protagonista.
Por esto es que se vuelve interesante, la película trabaja este concepto del “ojo por ojo” tan polémico y muy hablado en la sociedad que verlo plasmado de esta manera se vuelve debatible para algunas personas. Si bien nos encontraremos con más preguntas que respuestas, en cuanto al conflicto principal no busca colocarnos en un vereda u otra pero si nos deja un final para meditar y pensar sobre la situación actual en la que vivimos porque, si bien esto es ficción, de otras maneras si existe y se da esta “la justicia por mano propia.”
Es una experiencia muy interesante por lo que es recomendable verla. Vas a sentir sensaciones en carne propia y tal vez hasta quieras taparte los ojos en alguna escena que otra.