"Levanten la mano a los que les robaron”. Esa y otras muchas frases que escuchamos a diario hilvanan la historia que Mariano Cohn cuenta en 4x4, escrita junto a su coequiper Gastón Duprat.
Es un thriller asfixiante que en la primera hora logra hacer que el espectador se quede sin aire arrastrado por las excelentes actuaciones de Peter Lanzani en la piel de “pibe chorro” y de Dady Brieva en la de “justiciero civil”.
A Cohn no le hace falta más locación que una camioneta 4x4 para contar la historia de Ciro (el personaje de Lanzani), que tranquilamente podría ser la historia de los miles de delincuentes que acechan las calles y contra quienes se elaboran los más premeditados discursos de seguridad actual.
No en vano la primera escena repasa todas las medidas de seguridad con las que los vecinos intentan mantenerse “a salvo”. Alambres de púas, cercos electrificados, carteles de “Sonría lo estamos filmando” y “Cuidado con el perro” son algunas de las tantas técnicas que aspiran separar al ciudadano de a pie “del otro”, el delincuente.
En 4x4 hay una sola camioneta pero en ella no se teje una sola historia. El afuera y el adentro se entremezclan, lo bueno y lo malo se ponen en duda y sus personajes son tan humanos como descarnados. Son capaces de matar como de pedir clemencia. A priori son muy distintos, pero en el fondo tienen algo en común: ninguno tiene nada que perder.
El “justiciero” encierra al ladrón y sueña con aplicar la ley del talión mientas se van sucediendo una serie de hechos que, puestos en la pluma de Cohn y Duprat, se transforman en tan absurdos como verosímiles.
Padecer el encierro junto Ciro pone al espectador en un lugar crucial –ya sea de cómplice o de juez– y lo empuja muchas veces a dinamitar algunos preceptos morales tan arraigados en la clase media argentina.
Por todo eso, este relato salvaje contado al detalle en 90 minutos conecta con la actualidad del país. Expone en la pantalla grande lo que se ve en las pantallas chicas. Les pone cara a las historias anónimas y no teme en prender la mecha del debate en un territorio inundado por el combustible de la crisis y las desigualdades.