Los dibujos proféticos y las psicografías de Benjamín Solari Parravicini (pintor y escultor argentino 1898-1974) sirven como disparador para esta obra de ficción.
Dirigida por Leandro Visconti y Gustavo Giannini, la producción “5.5.5” narra la historia de Gabriel (Antonio Birabent), un profesor de filosofía que, obligado por problemas con su (ahora) ex mujer, se muda a un departamento con ayuda de su primo Tony (Gonzalo Suárez), personaje por donde transitan las pequeñas dosis de humor. En el ínterin de esta transición hacia la nueva circunstancia de soltero Gabriel conoce a Amnis (Belén Chavanne), una muchacha que se le presenta al finalizar una de sus clases. Parece que anda en algo raro, y no necesariamente por la remera con dibujos del profeta. Luego de intimar ella desaparece, y tanto las profecías de Parravicini como intentar encontrarla siguiendo unas pocas pistas que ella le dejó, se convierten en una suerte de obsesión y gesta para tratar de que las respuestas aparezcan.
Ambos directores tienen bastante claro el qué y no necesariamente el cómo. Evidentemente los ángulos, encuadres y puesta en escena no son elementos menores, o sea, no les da lo mismo cualquier cosa. Incluso hay hasta una sensación de búsqueda simétrica en la composición de algunos interiores.
La parte técnica también acompaña armónicamente a la propuesta. Tal vez lo que hace que el camino sea un poco cuesta arriba sea el ritmo narrativo a partir de establecer la situación. Como si el desarrollo pidiera o bien menos texto o una manera más vertiginosa que ayude a generar la tensión que ellos proponen a través del personaje protagónico.
Así como es destacable la composición de todos los elementos de “5.5.5”, es importante mencionar cierta falencia en la dirección de actores. El cine de ciencia ficción requiere de otro tipo de trabajo actoral, y en este caso a todo el elenco le sobra talento, pero le falta riesgo por parte de quienes los dirigen, lo cual parte del verosímil de los diálogos se cae por su propio peso.
Es otro de los varios intentos de nuestro cine por abordar géneros fuera del drama o la comedia, lo que de por sí es digno de celebrar. Es de esperar que con el tiempo nuestros realizadores puedan encontrar el camino para darle identidad propia.