Irreverencia vetusta
A pesar de su origen mexicano, 5 días sin Nora huele a cierto tipo de cine europeo y, específicamente, a cierto tipo de cine francés. Película "madura" con personajes burgueses que deben explorar sus sentimientos. Pero hay otra filiación igual de clara: 5 días sin Nora remite a ciertas películas centradas en las familias judías, en las que un personaje ligeramente rebelde intenta oponerse a los mandatos tradicionales. No obstante todo termina en una gran cena con reconciliación religioso-familiar.
La película empieza con el suicidio de Nora; más preciso, empieza cuando el ex-marido de Nora (que vive cruzando la calle) encuentra su cadáver en la cama. Por distintas circunstancias (el hijo está de viaje y no consigue volver, al día siguiente comienzan las celebraciones de Pesaj y por cuestiones religiosas no se puede enterrar el cuerpo), el cadáver debe permanecer en el departamento cinco días, antes de poder ser enterrado. El ex-marido se queda en el departamento (porque se lo prometió a su hijo) y frente a él vemos desfilar a distintos personajes: un rabino enviado por la familia para resolver el tema del entierro, la empleada doméstica, un ayudante del rabino que leerá oraciones junto al cuerpo hasta el momento del entierro, el hijo con su familia, un médico psiquiatra que había tratado a Nora... y así. Todo como una gran excusa para revivir las relaciones familiares y, fundamentalmente, la relación entre Nora y su marido José. Con esta ópera prima la directora Mariana Chenillo ganó, entre otros premios, el Astor de Oro a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2009.
Si bien es cierto que no son muchas las películas que se atreven a enfrentar el tema de la muerte de forma tan directa y, además, que lo hagan a partir de la mirada oblicua que implica el humor negro, la realidad es que para ser una comedia esta película no genera muchas risas (a diferencia, por ejemplo, de lo que pasaba con Muerte en el funeral). Al margen de uno o dos momentos logrados, a lo más que aspira 5 días sin Nora es a la sonrisita de señora que entendió el chiste. Esta "sutileza", dirán algunos, es señal de la madurez de esta película. No es nuestra opinión.
El humor -negro- fluye en su totalidad a través del personaje de José, el ex-marido. Pero los chistes en realidad no tratan el tema de la muerte en sí, sino que se dirigen contra la religión -judía-. A estas alturas del siglo XXI andar asustando a un rabino al ofrecerle en pleno Pesaj una porción de pizza con jamón más que irreverente resulta un poco triste. Una discusión en la que el único argumento de José es "Dios no existe" o plantar una cruz en un velorio judío no buscan más que generar un risa cómoda que rápidamente se resuelve en un drama de sentimientos y desemboca en una reconciliación cósmica.
Nadie se va a inquietar demasiado con esta película; a lo mejor algunos lloren, otros saldrán de la sala contentos por haber disfrutado de una película tan madura.