50/50

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Casi sin caer en sensiblerías, el film sobre dos amigos se convierte en una sorpresa

Demostración cabal de que el arte no se define por temas sino por formas, tonos, combinaciones y acercamientos, 50/50 es una de esas películas que encienden alarmas a partir de su premisa, pero que llegan a término con dignidad y no pocos logros. El título se refiere a las posibilidades que tiene el protagonista, un joven de 27 años con un trabajo no demasiado excitante en una radio, de curarse de un cáncer que, sin mucho aviso, aparece con gravedad y urgencia. Y que conmocionará su vida sana, sin grandes pasiones y sin excesos. "Si hasta reciclo", dice Adam, en uno de los tantos chistes que abre el guión autobiográfico de Will Reiser. Adam (Joseph Gordon-Levitt) es el "enfermo grave" de la noche a la mañana, el que no sabe manejar, el que tiene una novia que su amigo no aprecia en absoluto. Su amigo es Kyle, esquina fundamental de esta película. Kyle está interpretado por Seth Rogen ( El avispón verde , Ligeramente embarazada ), que otra vez -y otra vez con gracia, prestancia, naturalidad y su reconocible voz que combina grosería y calidez- hace de eterno adolescente sardónico y de buen corazón y, como en la magistral Funny People , de compañero del protagonista enfermo. Para esos menesteres, Rogen es un recurso natural por ahora lejos de agotarse. La interacción entre el enfermo preocupado -que ya era preocupado y obsesivo antes de saber de su enfermedad- y el amigo chanta, relajado, simpático y leal es la base del funcionamiento de 50/50 en tanto comedia bromantic , término que designa cierto tipo de películas sobre la amistad masculina, con varios exponentes recientes, como Te amo hermano , Todo un parto y las ¿Qué pasó ayer? Pero 50/50 también es una película romántica. Y un drama personal y familiar. El padre de Adam tiene Alzheimer, enfermedad irreversible, de la que no hay 50% de probabilidades de curarse (que no es una mala chance si uno la tiene en el casino, según le dice Kyle a Adam). Pero el drama familiar no es ése, el Alzheimer no funciona como conflicto sino como algo dado, fijo, que se contrapone al devenir del tratamiento del cáncer de Adam.

La madre de Adam está interpretada nada menos que por Anjelica Huston, una actriz fundamental, sobria aún en tempestades emocionales, sabia (al igual que Philip Baker Hall, aquí en un papel breve).

50/50 evade casi todas las sensiblerías y lágrimas fáciles y se convierte, mediante la osadía de violentar la combinatoria de géneros y tonos esperables, en una pequeña y bienvenida sorpresa. Aunque quizá la sorpresa no sea tanta si uno le presta atención a un dato: la música es de Michael Giacchino, habitual de Pixar y de J. J. Abrams, cuyo nombre suele estar asociado a buenas películas. O a extraordinarias, como es el caso de otro estreno del día que tiene su música: Misión: imposible. Protocolo fantasma.