Luego de varias ficciones exitosas, Tamae Garateguy explora un universo distinto, particular y muy interesante: el de la colectividad coreana en Buenos Aires. Se cumplen 50 años de las primeras oleadas inmigratorias de este país oriental a nuestra tierra y Garateguy utiliza este disparador, para comenzar a transitar un camino de conexión con lo vincular de ámbos países.
“50 chuseok” hace referencia a una festividad, en el cual se realizan rituales de agradecimiento a los ancestros por la abundante cosecha, y donde la comida cobra importancia, pero aquí el título busca conectar esa celebración, con la importancia de haber encontrado otra tierra que albergue esa cultura y permita desarrollarse sin prisa ni pausa.
Podemos decir es un homenaje particular, que pone en relieve los procesos de adaptación y enriquecimiento cultural que se dan en los inmigrantes orientales que han venido a trabajar y desarrollarse en nuestro país.
Para hacerlo, “50 chuseok” se vale de un eje muy potente: el popular actor Chang Sung Kim, quien oficiará de guía de esta travesía. El partió de su Corea natal hace más de 40 años y a pesar de sentirse cómodo y desenvuelto aquí, siente que ha llegado el momento de reencontrarse con sus orígenes, su pueblo… Situación ideal para explorar las contradicciones y pensamientos de cada extranjero en terreno no propio.
Pero vamos más allá porque Chang Sung Kim viajará a sus pagos, y pondrá en superficie esta tensión bajo la inquieta cámara de Garateguy.
Sung Kim arranca la peli con amigos actores (muy conocidos en el medio local), comiendo un asado y debatiendo sobre costumbres culturales propias, modificadas y reformuladas… para pasar a un escenario donde recupera historia de hijos de inmigrantes a los cuales les costó mucho mantener pautas férreas conductuales impulsadas por sus padres ( por ejemplo, la consigna de “casarse sólo con alguien de su nacionalidad”).
Hay mucho color en los relatos y la atmósfera invita a estar conectados con el film.
Pero como decíamos antes, Sung Kim regresará a Corea, y eso será el plato fuerte del documental a partir de la segunda parte. Los potentes contrastes y la reflexión que lo atraviesa en cada recorrido que hace por Seúl y su pueblo, será mostrada cuadro a cuadro por la directora, dentro de un marco relajado y divertido.
Hay mucha química en el equipo que lleva adelante “50 chuseok” y quizás eso permitirá registrar las emociones fuertes que provocará el viaje en el gran protagonista de la película. Tenemos buen clima, reflexión cultural, humor (en un evento en Corea, hasta le saca un saludo al público de Oh Dal-Su!) y hasta K-Pop!
Sí, supongo que el hecho de que Corea esté “en el centro del mundo”, mediáticamente, le da mucha fuerza al documental y todos sabemos bien que está pasando. De hecho, salís con ganas de comer kimchi y beber soju… Muy recomendada.
Lejos del estilo tradicional y no intervencionista de muchos documentales, Garateguy tiene presencia y comparte el estilo desinhibido de Sung Kim, para darle forma a una cinta que describe un proceso de transculturación decididamente original.