Finalmente estamos en el cierre de una etapa del universo DC, donde el estudio parece estar decidido (con James Gunn a la cabeza del cambio) a revitalizar sus productos y alinearlos de forma de recuperar terreno y público, elementos que vienen siendo esquivos y a que deben ser atendidos, si queremos que la contraparte de Marvel siga en camino. Dentro de ese concierto, «Flash» es el botón de reinicio. O algo parecido. Las películas de superhéroes vienen sucediendose hace ya muchos años y ese recorrido ya ofreció varios intérpretes para mismos roles, por los que los dos gigantes de la industria han decidido activar los botones de «multiversos» para de esa forma dinamitar lo establecido y poder plantear nuevas historias con nuevos planteles. «Flash» de Andy Muschetti es la elegida para poner punto final a un puñado de títulos de DC que oscilan entre aceptables («Wonder Woman», «Man of Steel») y de regulares para abajo («Black Adam», «Shazam»). Si bien es cierto que formalmente todo terminará para esta atapa con la nueva de Aquaman a fin de este año, los hechos en este título abren la posibilidad de explorar y reconstruir un nuevo universo, a la medida de lo que el estudio espera. Dicho todo esto, debe decirse que «Flash» es un film aceptable, divertido, bien resuelto desde lo narrativo y sólido en las actuaciones. Sus lados flacos están centrados en el CGI de la cinta, que se encuentra por debajo de lo esperable y que enturbia el cierre del film, aunque no lo suficiente para apagar la correcta experiencia cinematográfica vivida. Conocemos ya a Flash (Ezra Miller) por su participación en títulos anteriores y aquí lo vemos como un adolescente jugando a ser superhéroe. No lo hace mal, pero no se siente valorado por su rol en la Liga de la Justicia. La cuestión es que accidentalmente, descubre que por su velocidad, puede transportarse en el tiempo y eso abre la posibilidad de salvar la vida de su madre, quien años atrás fuera asesinada en circunstancias extrañas. El volver al pasado crea una paradoja temporal en la cual (al igual que en «Back to the future») pueden coexistir dos versiones de sí mismo. Al retornar al momento previo al ataque, logra salvar a su madre, pero el precio que paga es muy alto. Se encuentra varado en otro tiempo, su otro yo es un adolescente al que le cuesta ponerse en tema, y para variar, la Liga no existe como él la recuerda. Las dos versiones de Barry (gran composición del intérprete) buscan a algún héroe que los ayude y logran encontrar a Batman, quien en este universo y tiempo, es nada menos que Michael Keaton. Este Bruce Wayne es muy carnal, está viejo y perdió el norte, pero no el fuego. Keaton es un gran actor y al calzarse la capa de vuelta nos damos cuenta que 30 años, no es nada. Así es que este power trío buscará ahora al Kar-El (Superman) para resolver una amenaza compleja que se avisa en el horizonte, pero en cambio encontrará a su prima, por lo que se ve que este espacio está trastocado y funciona diferente al que habitaba el original Barry. Un villano que vuelve, es el que asusta a este mundo: y es nada menos que el general Zod (Michael Shanonn), quien regresa con un rol que ya diera resultados en «Batman versus Superman» (2016) y aquí viene a destruir a nuestra querida Tierra, como ya intentó en otra oportunidad. Y en otro universo, digamos. Los dos gemelos (Barry x 2, digamos) junto a esta versión de Batman y a la Supergirl de Sasha Calle (¿dónde estará Clark Kent?) deberán detener este ataque y reestablecer cierto orden, mientras el Flash original intenta volver a su tiempo, sin cambiar demasiado lo que ya se modificó… La peli está llena de homenajes, momentos locos (la secuencia del derrumbe del edificio con los bebés, el encuentro inicial de los dos Barry, la batalla contra Zod del final) y algo de emoción (en tono familiar y en relación con los padres del héroe). Muschetti entiende bastante de climas y ofrece una trama simple y honesta, aunque flaquea en la resolución técnica de algunos tramos que le han valido críticas duras. Sí, tienen cierto asidero. La CGI desbarranca al final y hay ciertos desaciertos en la composición de los personajes que desfilan, ofreciendo imágenes que no está a la altura del la película. Pero no debe ser utilizado como el gran argumento para bajarle el precio a la producción. Afecta, pero el resultado final es aceptable y el público sale de sala conforme. No es la mejor película del universo DC ni mucho menos, pero tampoco es un fiasco. Se deja ver y nos abre la puerta para un nuevo ciclo de films que seguramente, serán más interesantes que los que hemos visto. Está James Gunn al frente de la faz creativa de ese espacio así que confianza, me sobra.
Llega esta semana a cartelera lo nuevo de Pixar, «Elementos». No creo que pueda definirla como un producto clásico de esta factoría, sino una idea que debe haber nacido acunada por la experiencia de «Zootopia», hit que arrasó con la taquilla mundial. En esa oportunidad, veíamos una ciudad donde todos los animales se desplazaban y vivían como humanos. El concepto era muy interesante y si bien la trama era más de suspenso que familiar, Pixar logró un éxito tremendo con la propuesta. Ahora, «Elementos» de Peter Sohn (ópera prima) parte de un diseño similar. Una gran urbe llena de detalles curiosos, esta vez, porque todos sus habitantes pertenecen a los cuatro elementos básicos (aire, agua, tierra y fuego) y en apariencia, conviven pacíficamente. La trama presenta inicialmente la historia de Ember, una niña de fuego que va transformándose en mujer a lo largo de los años. Sus padres vinieron a la gran ciudad dejando atrás a sus familias y su raza, en busca de progreso y estabilidad. Con mucho esfuerzo levantaron un negocio familiar de items para la gente de fuego y el papá de Ember, espera que su hija lo suceda en el manejo de ese emprendimiento. Ember es una chica a la que le cuesta manejar las emociones. Cierto día llega al sótano de su local un hombre de agua llamado Wade, que viene a través de las tuberías por un problema cloacal. Si, suena raro! La cuestión es que cómo él es inspector, detecta rápidamente que el negocio de la familia, tiene problemas de infraestructura en la cañería y los multa en consecuencia. Ember se enojará e intentará detener las sanciones, lo cual la llevará a relacionarse con Wade para resolver el tema. Wade es muy empático y será atrapado por la intensidad de la chica de fuego, lo cual llevará a ámbos a trabajar en equipo para resguardar, no sólo el local de la familia, sino también proteger a la ciudad de una amenaza latente a través de un dique que puede estallar en cualquier momento. Como pueden ver, los personajes principales son fuego y agua, que asumen el protagonismo total de la cinta. Los otros dos elementos son representados por secundarios bastante esquemáticos y poco imaginativos. El conflicto central es el de un amor complejo, en el cual los involucrados están atravesados por su naturaleza y por razones sociales, que no terminan de desarrollarse en la historia. Creo que todo el relato de marginación que trae la gente del fuego, puede entenderse como un alegoría de la inmigración y la discriminación que sufren quienes llegan a las grandes ciudades, o a los países centrales. Incluso podrían estar vinculadas a cierto sistema de clases sociales, que está lejos de la percepción infantil, pero que asoma con riesgo en su abordaje. Si bien pasa desapercibido para los peques de la sala, me hizo ruido como la acción se centraliza en los protagonistas sin casi convocar a los otros «elementos» a la acción. También que las diferencias económicas y de perspectivas de las familias de la pareja principal, muestran que hay subyacente una mirada incómoda sobre ese universo presentado. No todo es tan lindo, ni todo tan perfecto. Entiendo que es una película infantil pero no siento que lo que se transmite sea un ideal de sociedad sino una caracterización real de lo que ya existe hoy. En síntesis, no me parece un trabajo inspirado de Pixar. Más bien creo que es una vuelta sobre la posibilidad de explorar un universo (ciudad) que ya funcionó antes pero con una mirada distinta. Hay un trabajo de arte destacado, como siempre; gran soundtrack y una animación acorde a lo esperable. Los chicos y las chicas disfrutan, la pasan bien y los adultos, bueno, un poco menos esta vez. No todas las ideas salen bien y «Elementos» es muestra de ellos.
La legendaria saga de Michael Bay y Hasbro, tiene nueva entrega. Si bien luego de Bumblebee (2019) muchos pensaron que la franquicia no iba a seguir generando ingresos, lo cierto es que Paramount analizó bastante el tema y confió en el valor de la serie, en función de los mercados fuera de USA. De hecho, «Transformers: the last knight» (2017) casi triplicó la venta en su país de origen y dejó claro que Asia es un gran mercado receptor que hace valer la pena la apuesta para continuarla. Es así como llegamos a «Rise of the beasts», que ubica su acción en los 90′, después de la historia que trajo a Hailee Steinfield (la de Bee en solitario), ambientada en 1987. Estamos en Brooklyn y conocemos a un joven ex-soldado, Noah (Anthony Ramos, de «Hamilton» y también «In the Heights») que intenta salir adelante de su difícil situación económica y la enfermedad de su hermano menor. Sin trabajo y con mala suerte, en un robo a un depósito, dará con Mirage y así tendrá contacto con el mundo de los Autobots, quienes están muy alertas porque algo ha sucedido que podría llevarlos de vuelta a su mundo. Unicorn, la energía oscura que destruye y absorbe planetas, está presa y para desplegarse libremente y visitar otras galaxias, necesita de una llave que funcione como portal. Ese artefacto existe y está en la Tierra, por lo cual envía un escuadrón de Terracons para obtenerlo, a cualquier precio. Mientras tanto aquí, una pasante de un museo Elena (Dominique Fishback), descubre accidentalmente una obra de arte que contiene el dispositivo buscado. Optimus Prime entonces arma su equipo y va hacia ese lugar para enfrentarse con sus mortales enemigos, quienes quieren el mismo objeto. Inspirada en «Beast wars» (el cómic), lo original de esta entrega de «Transformers» está dado porque aparece nueva raza: los maximals. Estas figuras se asemejan a animales que poseen parte de su cuerpo en forma de máquinas. Ellos fueron exterminados de su mundo por Unicorn y están en la Tierra escondidos, preservando la llave en cuestión. Dicho esto, Noah y Elena se unirán a los Autobots en una intensa lucha por obtener el deseado dispositivo con dos escenarios principales, la ciudad de New York y Cuzco, Perú, sin dudas el máximo acierto de la película. Los tres guionistas nuevos (Harold, Metayer y Peters) deciden llevar la acción a territorio andino, ofreciendo un marco a las batallas entre buenos y malos, más interesantes que en previas versiones. Y si hay que anticipar que Ramos es un actor dúctil y empático, lo cual le permite ganarse el favor del público en pocos minutos, cuestión que sostiene el interés del público a medida que la acción avanza (recordar que en Transformers, la presencia humana no es relevante) ofreciendo un costado emocional que le suma a la historia. Es cierto que la trama es bastante esquemática pero siempre tiene el objetivo claro y no se distrae en pérdidas de tensión narrativa. Es interesante además, ver la línea que se abre en torno a los maximals, porque en ellos vemos mucho potencial para historias más adelante. Hay excelentes secuencias de acción (esperables) y una gran soundtrack que aportan al espectáculo que siempre garantiza Michael Bay, aunque ya no dirija y sólo produzca los títulos de esta franquicia. No hay que mirar «Rise of the beasts» con la esperanza de ver algo revolucionario. Sí hay alguna cuestión original en torno a la relación entre Autobots y humanos (que no voy a spoilear), por la cual creo que desde aquí hay cosas nuevas para pensar y estructurar en la saga. Dicho esto, también hay que aceptar que hay bastante público para disfrutar de estas aventuras y está bien, la industria ofrece un producto a la altura de las expectativas: entretiene, divierte y ofrece entretenimiento familiar. No descolla, pero cumple.
Llama la atención (positivamente) cómo Mubi ha logrado estrenar comercialmente «Medusa deluxe» en nuestro país. Esta es una cinta estrenada en Locarno con diversidad de críticas pero que presenta las ideas de un nuevo cineasta que asoma con buenas ideas, Thomas Hardiman, dentro de un año donde no vimos a nadie con propuestas originales. Lo primero que hay que decir sobre «Medusa deluxe» es que , es original. Quizás no sea un film logrado en su totalidad. De hecho, la historia que presenta (yo creo) es más bien una excusa, para explorar un mundo poco conocido desde lo cinematográfico : el de las peluqueras y sus concursos. Cintas que hablan de competiciones, con amores y odios a la hora de obtener los premios máximos, hay. Pero no hay «indies» que instalen un crimen en un escenario como éste y que además, destile aceptable humor negro. Hardiman se apoya en la vieja y efectiva idiosincracia británica para que las líneas de sus personajes, nos hagan reir y disfrutar la propuesta, de principio a fin. La historia es sencilla. Estamos en un concurso de peinados, y alguien es asesinado. Hay una investigación sobre el hecho, pero… claro, esta es gente bastante particular. Y el crimen también lo es. Hay aquí cierta excentricidad en la forma en que se ajustició a la víctima. Quizás por eso, el pulso de la búsqueda del asesino estará mediado, intervenido, por un clima juguetón y desafiante: gran parte del film se apoya en los relatos individuales de cada estilista, que van aportando info para resolver el aparente misterio. Pero mientras estas intervenciones tienen lugar, el ritmo de la peli no decae. El sentido del humor y el ambiente claustrofóbico, hacen el resto. Es sorprendente que Hardiman pueda enhebrar secuencias con tanta precisión, siendo casi un novato, pero lo hace y el espectador es sorprendido por una forma de narrar, vertigionsa, disfrutable y bastante lograda, en virtud del presupuesto disponible. Las actrices principales son también novatas, pero Clare Perkins y Harriet Webb se llevan las palmas. Además, el estilo inglés de ironía y altanería, le queda bien a la película, que muestra el impacto que una buena idea, tiene, más allá de los recursos que pueda ofrecer su productora. «Medusa deluxe» además, enloquecerá a las mujeres porque cada peinado, es una obra de arte en sí misma… Un producto exótico, logrado, intenso y original, con acento británico. ¿Qué más se puede pedir? No dejen de verla en cine en estos días si buscan algo fuera de lo común. Creo que Mubi la traerá pronto al streaming de América Latina.
Llama la atención la llegada a salas de «Spinning gold». En principio, porque nuestro público no es afecto a películas musicales o con temáticas afines. Alguna biopic (como «Bohemian rapsody») han podido concitar la atención local pero en habitualmente es un género que no prende mucho en nuestra audiencia. «Disco de oro» es una producción que intenta mostrar cómo la persistencia y creatividad de un hombre ( Neil Bogart ), lanzó la carrera de grandes artistas de los 70′ que hoy forman parte de cualquier lista de reproducción de esos años. Funk, rock, pop y disco, nada menos! Bogart era un visionario y en su tiempo, logró posicionar a un puñado de grandes artistas, reconvirtiendo su perfil (eran talentosos pero no bastaba su capacidad para triunfar), hasta lograr un impacto masivo con la creación de un sello discográfico que modificó la escena musical de ese tiempo. Hablamos de artistas como Donna Summer, Kiss, Gladys Knight, Village People, The Isley Brothers. Gente importante, digamos!!! La historia pensada por Timothy Scott Bogart (nada menos que el hijo del legendario productor), es construida en modo «homenaje» de principio a fin. Hay en el recorrido presentado, un enfoque benevolente (según los historiadores y especialistas) del rol de Neil en torno a estos artistas y a sus propias decisiones personales (tanto sea financieras como románticas), que sabemos no son tan exactas como se dice fueron vividas, pero no por eso dejan de ser interesantes para ver. Desde el punto de vista narrativo, la trama es ordenada y vital. El juego propuesto es mostrar las distintas situaciones que debe atravesar Neil Bogart en su camino de construcción de sus intérpretes. Sabemos que él era de espíritu inquieto y apasionado por lo que hacía aunque tenía dificultades para lograr el financiamiento de sus proyectos, lo cual lo llevó a recibir dinero de la mafia y vivir situaciones complejas hasta llevar el barco a buen término. El reparto está bien elegido y la OST funciona perfecto. El trabajo de inmersión en la época es correcto y sirve de escenario para que cada personaje y banda tenga un espacio para presentar sus desafíos y encontrar el camino hacia el éxito. Protagoniza un intérprete que ha transitado Broadway, Jeremy Jordan junto a artistas como Jason Derulo (Ron Isley) y Wiz Khalifa (George Clinton) que le ponen bastante color a sus roles. Es cierto, sin embargo que el tono idealizado del relato, no la convertiría en una biografía hecha y derecha, entendemos que «Spinning gold» puede ser un entretenimiento de calidad para todos aquellos que están interesados en bucear en el marco histórico que precedió a la llegada al estrellato a grandes artistas y de Casablanca Records.
Estamos frente a uno de los estrenos más originales en pantalla grande de los últimos años. Si «Into the SpiderVerse» te había gustado, la segunda entrega de esta franquicia destruye cualquier frontera creativa existente, para ofrecernos una auténtica joyita del mundo de la animación. Además, creo que quienes vivimos en este tiempo podemos darnos este lujo, que décadas atrás no podía siquiera pensarse. «Spider-man: across the spiderverse» es sencillamente una explosión de ideas arriesgadas y geniales combinadas en una supernova cinematográfica. ¿Es para tanto? Sí, es así. Difícilmente salgas del cine de la misma forma en que entraste. Lo primero que debemos decir los tres directores de esta peli (Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson) pensaron esta propuesta como un desafío a cualquier límite establecido. Sin dudas ellos plantearon en esta trilogía algunas preguntas que nos resuenan ahora : ¿Por qué pensar en una sola versión (unidimensional, en términos de destino), de Spiderman? ¿No puede ese rol ser vivido desde diferentes vidas? ¿Qué limita la misión del héroe? Y la respuesta para todas es sí. «Across the Spider Verse» es justamente eso. Parece haber surgido de un torbellino de ideas muy extremas donde la sorpresa gana al público a cada paso del camino. Esta segunda entrega arranca poco después de los hechos de la primera. Gwen está de vuelta en su universo, actualizando las disputas con su padre, con quien sigue teniendo problemas. Pero como el SpiderVerso está activo, a ese espacio llega el Buitre (en una «alternative version») y ella participa de su cacería junto al denso Spiderman 2099 y la Mujer Maravilla Araña. O la Spider-woman, para los amigos. Es ahí cuando Gwen conoce que hay una sociedad secreta de hombres/mujeres/niños-as/mascotas y demás, arañas (!) que se ocupa de regular los temas y villanos en los distintos universos. Tarea delicada si las hay, desde ya. Son la policía arácnida del multiverso, o algo así. ¿Pero de que la juega Miles Morales entonces? Es uno más dentro de este concierto, pero no tanto porque si recuerdan, ya sabemos que algo sucedió en la conformación de su constitución como spiderman que lo pone en el centro de cualquier escena. El no debería haber sido elegido para esta tarea, pero sucedió. Y el tema central de esta entrega gira en relación a esa cuestión: ¿Cuánto hay de heroico en asumir un destino marcado? ¿Qué grado de decisión se toma en torno a las responsabilidades planteadas por el sistema? Morales está en la suya, tratando de disfrutar su nueva tarea y evaluando hablar con sus padres para contarles quien es. Gwen llega de visita y a partir de su corta estadía, las cosas comienzan a complicarse prontamente. Aparece un nuevo villano, intenso y desconcertante, («The hole» o «La mancha»), que comienza a expandirse en forma exponencial y amenaza con destruir cada universo a su paso. Luego de las primeras intervenciones del «spider-team», comienzan los problemas porque hay discrepancia entre Miles y el líder de la cofradía de arácnidos. No vamos a anticipar más, pero si podemos decir que desde ahí en adelante, la peli estalla en personajes, mundos y batallas impensadas para una cinta de este tipo. La animación funciona de maravillas. Combina distintas técnicas, todas ensambladas con mucho acierto y apoyadas por la valiosa acción del equipo de arte y diseño, que se llevan las palmas y deberían estar nominados al Oscar de la especialidad para este año. Hay ingenio en el guión y si bien muchos critican que la peli cierra un poco abruptamente (la tercera parte ya está casi lista y programada para marzo de 2024), es una propuesta revolucionaria para su tiempo. «Across the SpiderVerse» se posiciona entre las mejores películas del año, sin dudas. Tiene una duración considerable, pero es tan buena, que se te pasa volando la hora. Y va tan veloz, que es probable que tengas que verla de vuelta para disfrutar sus exquisitos detalles. Vayan por ella corriendo, ideal para todas las edades (fantaseo que a los más chiquitos les costará entender la trama pero, igual, prueben!). Excelente.
«Conspiración divina», el estreno que distribuye Impacto Cine esta semana en nuestra ciudad, es una cinta que viene precedida por un importante reconocimiento festivalero. Cobró visibilidad al ser premiada en Cannes y ahora, la tenemos en nuestras pantallas. Es importante decir primeramente, que su director, Tarik Saleh, es un cineasta que tiene profundas raíces egipcias, aunque esté radicado en Suecia. Su mirada de europeo lo trae de vuelta a El Cairo, como en su primer largomentraje («The Nile Hilton incident») a presentar un thriller de intriga, donde las motivaciones centrales de los protagonistas ofrecen un escenario complejo en el cual la política y la religión son eje de profundos intereses. Saleh no es bien recibido en Egipto y por eso, esta cinta fue rodada en Turquía y Suecia, hecho que delimita un posicionamiento ideológico fuerte, que logra verse reflejado en la historia que se cuenta. Todo comienza cuando un joven pescador, en un área rural costera, recibe su soñada respuesta: ha recibido una beca para estudiar en la universidad de Al Azhar, centro neurálgico y formador del mundo Islam y va hacia allí con todas sus expectativas de aprendizaje. Adam, el chico en cuestión (Tawfeek Barhom), entonces comienza su cursada, dentro de un universo bastante hermético y con una férrea disciplina de trabajo. A poco de llegar a la universidad y mientras intenta adaptarse a este nuevo mundo, él es testigo de un asesinato. Un compañero de clases muere y los responsables están en en la universidad, hecho que comienza a pintar el escenario donde se jugará la historia. Ibrahim (Fares Fares), un policía del aparato de Seguridad del Estado, lo elige entonces para infiltrarse dentro del grupo que asesinó al joven y encontrar el móvil y las conexiones para intervenir. ¿Por qué Adam? Simple, es de mirada transparente y no está contaminado ideológicamente. Es confiable. Además, Al Azhar es un lugar donde la religiosidad es todo, pero también hay un problema de fondo que podemos ver en los primeros minutos: el Gran Imán ha fallecido y los grupos que se pelean por sucederlo generan discusiones de alto voltaje político. Sin contar a aquellos musulmanes que quieren un cambio de gobierno y la intervención de Egipto en temas sensibles con inmediatez. Así es que Adam tratará de hacerse pie en ese juego de espionaje y traiciones, mientras que Ibrahim intenta desatar el ovillo, a pesar de las enormes presiones a la que está sometido. La intriga está planteada en forma correcta. El diseño de arte y todo lo que representa el clima en la universidad, está bien logrado (allí transcurre casi toda la acción), pero desde el punto de vista de la narración, hay algunas dificultades. La trama está bien construida pero todo transcurre en forma lenta, con un voltaje pausado que le va quitando ritmo al relato. Supongo que eso sucede porque el director está muy decidido a mostrarnos este universo religioso y político con detalle, con lo cual el avance de la investigación y las luchas al interior de ese espacio de disputa, tienen un interjuego más dialéctico que cinético. Eso le juega en contra a la cinta porque si no decifran rápidamente el contexto, el relato se vuelve tedioso. Puede decirse que «Conspiración Divina» es un film aceptable, aunque lejos está de ofrecer un voltaje como thriller que lo haga distinguible en la cartelera. Sus valores (que los tiene) reducen su oferta a presentar un relato sencillo, más descriptivo que emotivo, cuyo mayor acierto es mostrar el entorno cultural y de la fe que presenta, como carta ganadora. Quizás por eso, me atrevo a decir que se encuentra lejos, de ser considerado un producto atractivo. Si la temática les interesa, es un film con cierto costado didáctico, para entender más del mundo musulmán.
Los amantes del cine de género están viviendo una buena temporada. La semana pasada tuvieron el estreno de «Cría Siniestra» y ahora llega «Bed rest». Exponentes sólidos de debutantes que muestran que a pesar de contar con presupuestos acotados, se puede hacer interesantes propuestas para el cine de terror. «Bed rest» (No descansarás) presenta a la nueva estrella de la saga «Scream» (en el «recambio generacional» que se inició el año pasado), Melisa Barrera, en un protagónico que muestra la ductilidad de la intérprete para este género. Lori Evans Taylor, debutante, presenta una historia sencilla. Modesta, en cierta manera. Que incluso, puede parecer clásica, en su concepción. Pero la estructura del relato, el tema que presenta, posee un correcto abordaje. La trama presenta a Julie (Barrera), joven esposa que junto a su marido, se mudan a una nueva casa. Tienen proyectos, son jóvenes… ¿qué puede ir mal? Sí, es cierto que este matrimonio, ya perdió un embarazo antes, por lo cual cuando saben que Julie está en la dulce espera, deben poner toda su energía para que el o la bebé lleguen a buen puerto… y para eso, la futura mamá debe guardar reposo. Sí, estar sola en una casa enorme, al principio no parece ser un problema para la tenaz Julie, pero a medida que el tiempo pasa, y el embarazo avanza, las cosas comienzan a ponerse tenebrosas. Como ya pueden suponer, hay presencias en la casa, una historia macabra se cocina ahí y… estos pibes, se la van a llevar de frente. Quizás siento que el temperamento de Melisa Barrera viene unido a su rol en las anteriores entregas de «Scream»…y quizás podría tener un papel más distante de ese personaje, lo cual creo que es el punto discutible de la propuesta. Por otra parte, hay rumores serios que este trabajo de Taylor impresionó tan bien en la industria, que le habría ofrecido dirigir nada menos que una nueva entrega de «Final destination»… ¿Qué tal? Arriesgo que su mayor desafío será imponer un sello propio, que consolide todo lo bueno que presenta en «Bed rest». A tener en cuenta, es una peli de presupuesto ajustado, no una blockbuster, pero no defrauda, ofrece una producto equilibrado y con los suficientes «jump scares» para deleitar a los fans del género.
En general, soy bastante entusiasta de las franquicias, porque las entiendo parte del mundo en que vivimos, y trato de dejar de lado los prejuicios que alejan a los críticos de sagas tan extensas como esta (o como «Misión Imposible», o «Transformers», sin ir más lejos), aceptando su realidad y su impacto en las audiencias. Es decir, no le pido nada que se que no van a ofrecer, excepto entretenimiento fácil, digerible, y lleno de «jarabe de alta fructuosa». Bien industrializado, adrenalínico y lleno de color. Y dicho esto, si, podemos decir que «Fast X» aporta sólo calorías vacías. No es que toda la franquicia haya sido así, de hecho, la 5ta y 6ta entrega me siguen pareciendo puntos muy altos del cine de acción. Pero ya desde la partida de Paul Walker, el tono de las «Fast & Furious» escaló y desafío cualquier límite lógico, para transformar a este equipo, en la versión humana de los Avengers. Dioses/as del Olimpo que manejan fierros a velocidades increíbles, hacen piruetas en el aire y en el espacio imposibles, salen indemnes de situaciones inflamables.. Todo lo pueden. Y está bien. En esta décima entrega (¿podría inaugurar una especie de cierre, al fin?) volvemos al arcón de los recuerdos, para conectar con una historia anterior donde este super team, se llevó puesto al padre de un pibito con el que no había que meterse: Jason Momoa. Este será el villano en esta entrega y debe decirse que el hábil intérprete elegirá no tomarse demasiado en serio su rol, y juguetear con cosas pocas veces vistas en la saga, con cierta perversidad y oscuridad que le ponen algo de color a su musculoso perfil. O sea, es, como la mayor parte de las últimas «rutas transitadas», una historia de venganza que viene pidiendo pista desde el pasado. En consecuencia, Vin Diesel y la banda (enorme, cada vez más grande!), se dispondrán a enfrentar tal amenaza en una serie de eventos, impresionantes. Escenas que desafían el asombro, realmente. Absurdas, pero disfrutables. De hecho, los baldes de pochoclo deberían venir con cinturón de seguridad para evitar salir disparados en ciertas tomas. O sea, exactamente la emoción que su público busca. Esta vez dirige un cineasta laborioso, Louis Leterrier («El transportador»), que sabe de cine de acción y esta vez puede darse todos los gustos en cuanto a presupuestos que no se dio en toda su carrera. Hay un desfile de nombres importantes, entre intérpretes simpáticos y otros/as más sólidos y confiables, aunque en participaciones medidas (Brie Larson, Charlize Theron, Helen Mirren, Jason Statham) que entiende su rol y lo llevan adelante con soltura. La banda de sonido es estruendosa, ganchera y livana, sintoniza perfecto con la propuesta. Creo que no vale la pena mucho preguntarse cómo fue que llegamos hasta aquí, en términos cinematográficos. No hay más nada que agregar, y todo seguirá en la misma línea, en las Fast XI, XII o los eventuales spin-off que puedan suceder. Esto es lo que hay y es honesto. No le pedimos a sus productores nada más. Y aceptamos subirnos y acelerar en cada curva, sin miedo a derrapar ni a quedarnos sin combustible. Lo cual, si lo pensamos detenidamente, no es poco.
Cada tanto el cine de género ofrece algún producto singular, particular y destacado, dentro de un marco de estrenos populoso donde las novedades no ofrecen demasiado interés. Sin embargo, la excepción (como muchas veces) confirma la regla. Señores y señoras, llegó «Hatching» (título internacional) aka «Cría siniestra», y es una grata sorpresa para la cartelera, realmente. No esperaba que una producción finesa pudiera impactar tanto desde su propuesta visual y dramática como aquí sucede. Desconozco si será una característica de su filmografía local, pero hay buen material para desgranar, analizando esta interesante propuesta. Debo decir, primeramente, que creo que a pesar de que es un film donde el terror es el género predominante, hay en su construcción dramática un espacio para la problemática familiar que presenta que es inquietante. Lo que intriga y atemoriza, más allá de un monstruo o un fantasma que anide en ese medio, es lo peligroso que es tener progenitores cuya vanidad ponga en riesgo el desarrollo de los hijos e hijas a su cargo. Y de eso habla, muy bien, la ópera prima de Hanna Bergholm… Esta es la historia de una sufrida niña de 12 años, gimnasta, Tinja (Siiri Solalinna) quien es presionada y dirigida por su madre (Sophia Heikkilä) ama de casa moderna y mediática que pasa su tiempo filmando escenas familiares para su videoblog. Tinja entiende que algo no está bien en tanta exposición y dureza, pero no tiene más opciones que seguir los designios de su madre. Por su parte, papá (Jani Volanen) es un hombre sin mayores expectativas, gris, y obediente, en cierta manera. La familia, luce perfecta (hay un hermanito también ahí) pero algo, no funciona bien aquí. Cierto día, y luego de una secuencia escalofriante con un pájaro que mamá mata, con cierta crueldad y que deja a su hija perpleja ante tanta frialdad. Algunas escenas después, Tinja se interna en el bosque y encuentra un huevo en un nido… Que llevará a su cuarto y al que cuidará hasta que nazca. Como ya saben quienes han visto el trailer, la criatura que nacerá del huevo, no es un pajarito pequeño… sino un ser bastante particular que comenzará a adentrarse en la vida de esa gente, de una manera, inesperada. Mientras el bichito crece, suceden cosas en el entrenamiento de Tinja y en sus relaciones sociales, lo cual comenzarán a sumar tensión al estado de situación. Que anticipamos, se agravará cuando la niña descubra que la mamá oculta una relación y que las apariencias, definitivamente, engañan. Pero este proceso, bien dosificado, se da enmarcado en bellos paisajes naturales que crean una atmósfera visualmente impactante. La dirección de arte de la película es un punto muy fuerte, porque marca el tono del relato y contrasta esta visión «superficial» y «perfecta» con la cruda y filosa realidad que tiene lugar cuando aparece la criatura a patear semejante tablero y desnudar mucho de lo que permanece oculto. En resumen, «Hatching» es una película que, insisto, se apoya en un drama familiar (la disfuncionalidad que impulsa esta madre, en particular) para crear una atmósfera inquietante, donde no sólo hay que prestar atención a la amenaza física y concreta del demonio alado, sino también ver que cosas se juegan al interior de ese micromundo donde Tinja es una niña sometida que busca libertad y siente desesperación por salir de la prisión simbólica que ejerce su madre. Me sorprendió y creo que a ustedes, les pasará lo mismo. Aprobadísima.