Quienes vieron Chicas armadas y peligrosas saben que en realidad Marlon Wayans es un buen actor y buen comediante. Pero en estos casos de parodia anual de “lo que más vendió de Hollywood” (aquí es el sexo bobo del tal Gray) siempre sucede lo mismo: una catarata de chistes de golpe y porrazo que requieren que uno tenga en la cabeza todo lo “famoso” que pasó en los EE.UU. durante todo un año. Y a veces uno se ríe, pero también a veces uno se asusta si ladra un perro.