Cómo empobrecer una sátira ingeniosa
La idea era burlarse de "50 sombras de Grey" aplicando su esquema en un ambiente afroamericano. En vez del frío, tortuoso y pálido yuppie Christian Grey, he aquí al pícaro (y acomplejado) yuppie de cuarta Christian Black. La historia empieza más o menos parecida, la escenografía es ocasionalmente parecida, sólo que el fulano le roba al prójimo de manera más evidente y la tierna víctima no es tan tierna y pavota como la otra. En algunas partes, la película calza bien como parodia del éxito y como sátira sobre el comportamiento de diferentes razas y sociedades. Pero en otras partes es sólo una serie de guarangadas tan berretas que, por contraposición, hacen que la película original parezca mejor de lo que es.
Curiosamente, además de alegremente vulgar, éste resulta un pasatiempo negramente racista: las mujeres blancas y orientales quedan como unas locas desatadas. Para equilibrar, los hombres negros son vagos y mal entretenidos, amén de ridículos. Responsable principal del chiste, en su triple carácter de coproductor, coguionista y cara convocante, es Marlon Wayans, un hombre que se lucía muy bien en el dramático "Requiem por un sueño", pero que después, con las "Scary Movie", encontró el modo de hacer plata fácil y ya no hay quién lo reencauce.
Algo similar pasa con Kali Hawk, que según dicen egresó de la escuela con los mejores promedios, estaba con un pie en la universidad, alguien le sacó una foto y adiós estudios. Con la carita levemente ordinaria y un cuerpo, no digamos extraordinario pero sí atendible, ella acá se dedica a lucir varios conjuntos de ropa interior y dejar bien parada a su raza: su personaje empieza igual que la tonta de "50 sombras de Grey" pero tiene su carácter.
Un detalle: la comedia sienta posición desde el título, jugando con los apellidos (sombras de Grey, sombras de Black), pero acá se rebautizó jugando con la redundancia: sombras negras. Graciosamente, la secuela de la original, "50 sombras más oscuras", ahora va a parecer secuela de la parodia. Si es que dentro de unos meses alguien todavía la recuerda. Desde ya estamos dispuestos a olvidar la participación de Joan Seymour y Florence Henderson, tan "señoras" que eran en otros tiempos.