La chica del adiós
Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel se lucen en esta comedia romántica... diferente.
¿Habrá alguna manera nueva y original de contar una historia de amor? O bien, una historia que pudo haber sido de amor, pero que no fue, o que tal vez sí fue, depende a quien uno le pregunte. En (500) días con ella, el director Marc Webb y los guionistas Scott Neustadter y Michael Weber se hacen esa pregunta. Y lo que encuentran es un dispositivo con el que arman, si bien no algo nuevo ni original, al menos algo honesto, entretenido y real.
De entrada, la voz en off nos dice que esta "no es una historia de amor" y nos invita a recorrer esos 500 días de manera no cronológica. Así, la historia de Tom y Summer, dos jóvenes que se conocen en una compañía de tarjetas de Los Angeles (él las escribe; ella es secretaria), empieza por lo que parece ser un final feliz, pero que tal vez no lo sea; vuelve a los inicios para contar "la previa" al primer chispazo, y así va saltando en el curso de los días que narra la película.
Da la impresión de que los guionistas tomaron el ejemplo de las creativas vueltas de tuerca de Charlie Kaufman para Eterno resplandor de una mente sin recuerdos pero decidieron hacer algo más liviano y accesible. Y, a juzgar por los resultados, lo han logrado.
Hay, en esa estructura de idas y vueltas, una interesante manera de observar una relación como una serie de momentos y situaciones, que el espectador va armando en su cabeza, si bien -al menos entre el Día 1 y el 300 y pico- la progresión es más o menos la prevista.
Veamos: Tom (Joseph Gordon-Levitt), un chico enamoradizo que cree que algún día encontrará la mujer perfecta, cae rendido a los pies de Summer (Zooey Deschanel). Comparten gustos musicales (su primer contacto es a partir de una canción de The Smiths), cinematográficos (el filme hace varios homenajes a clásicos para reflejar el estado de la relación, yendo de El graduado a la Nouvelle Vague, de Cantando bajo la lluvia a Bergman) y la pasan bien juntos. El tema es que, de entrada, ella le aclara que no quiere una relación seria. El, a regañadientes, acepta. Así que cuando las cosas pasan a mayores, bueno, se podrán imaginar...
Más allá del juego temporal, lo mejor es la forma en la que Webb muestra la relación siempre desde el punto de vista de Tom, por lo que los malos entendidos y lo que es fascinación y enamoramiento, corren por su cabeza. Nunca sabemos bien lo que le pasa a ella con él. Y ese misterio es el que mantiene la película viva. Tom está enamorado, lo sabemos, pero ¿es la real Summer a quién vemos o la Summer que él cree (quiere) ver?
Tal vez más "light" de lo que podría haber sido como para considerarse un clásico (Adventureland, por ejemplo, llega más lejos, se anima a ir más hondo), (500) días con ella es una comedia romántica para todos los que se han quedado pensando porqué alguna relación en la que creían finalmente no funcionó. O bien, porqué no está funcionando ahora mismo. Nadie sabe muy bien cuántos son los 500 días de cada pareja...