"Esta es una clásica historia de chico que conoce a chica”. Así comienza 500 days of Summer. Aunque advierte “Esta no es una historia de amor”. Y claro que no lo es. Porque si bien ambos vienen de familias de padres divorciados, a Tom (Joseph Gordon-Levitt) eso parece no haberle afectado, y ha pasado toda su vida esperando a la chica indicada; pero Summer (Zooey Deschanel), en cambio, no cree en el amor. De esta forma, con el uso continuo del flash back como recurso principal, podemos ver cómo él se enamora perdidamente de Summer, pero a ella no le pasa lo mismo con Tom. Y la relación nunca se vuelve consistente.
El recurso de flash back para contar esta historia es excelente. Nos hace notar el contraste del ánimo del protagonista a medida que se va dando cuenta que enfrentar una relación con alguien que no tiene tus mismos valores no es fácil. También se utiliza la división de cuadro para mostrar las actitudes de los personajes en simultáneo, o para comparar las expectativas de Tom con la realidad. Y la realidad es que no es que Summer no creyese en el amor, la realidad es que Summer nunca lo amó. El elemento del color está empleado de forma muy rica: cuando Tom vive a pleno su relación con Summer abundan los colores celestes y amarillos en los cuadros. Pero cuando el está solo, todo es color sepia.
Pero cuando la película ya estaba sobre el final, una gran desilusión hecha todo por tierra. Hasta ese momento se suponía que 500 días… era una película diferente a las clásicas películas románticas yankees. Aquí, supuestamente, no se avecinaba un final feliz estereotipado. Es ahí cuando Tom viene a conocer a Autumm (muuuy cursi) que convina perfectamente con los ocres de su triste vida y 500 días con ella nos deja un mal sabor en la boca: no siempre es cierto eso de que para sacar un clavo hace falta otro clavo.