Alguien pensó “¿Y si hacemos El planeta de los simios pero con dinosaurios?” y aquí estamos: misión de búsqueda de una nueva Tierra termina estrellada en la Tierra de hace 65 millones de años. Sobreviviente y niña se enfrentan a tiranosaurios y otros bichos, y tienen una chance de sobrevivir. Lo bueno de esta película es que tiene solo esos elementos y los exprime con un realismo -oh, paradoja- solo posible con los efectos especiales y el gran trabajo de Adam Driver, que se lo cree todo y permite que creamos. Solo hay un defecto en esta catarata de efectos: todo es demasiado serio, casi imposiblemente solemne por momentos, cuando un poco de humor aligera las corridas y suele darles sentido. ¡Es un astronauta perseguido por dinosauros, gente, tomemos la fantasía con la debida felicidad! Salvo eso, una perfecta demostración de que la clase B puede convivir con grandes presupuestos.