Ya el hecho de que se estrene en nuestro país un film de un país tan inusual como lo es Paraguay es un mérito interesante y debería llamar la atención. Sucede que nuestro vecino del norte no tiene una producción cinematográfica muy extensa (se realizan muchos telefilms), y lo poco que estrenan rara vez traspasa la frontera. Si además, ese estreno posee la calidad de "7 Cajas", definitivamente no es un hecho para pasar por alto.
La película co-dirigida por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori intenta representar el “ser” paraguayo en todo sentido, con todo lo bueno y lo malo que eso puede acarrear. Estamos frente a un típico film de género por lo cual no conviene adelantar mucho de su argumento. Se centra en la actividad y vida de los carretilleros, personas que trasladan mercadería en una enorme feria comercial ubicada en los alrededores de la capital, Asunción.
A Victor (Celso Franco), cuya única aspiración es salir en TV cómo gran escalafón de vida, le encargan transportar las siete cajas del título de un punto al otro; por supuesto, el contenido de esas cajas no será del todo regular y terminará involucrado con mafias y otras personas peligrosas. También está Nelson (Víctor Sosa) en el centro de la escena, otro carretillero acuciado por problemas económicos acrecentados desde que es padre de una bebé enferma.
Alrededor de ellos, aparecerán otros personajes secundarios que terminarán de conformar un micromundo bien propio. Maneglia y Schémboli (que colaboraron en el guión junto a Tito Chamorro) realizan un trabajo de cámaras y fotografía atento, ágil, y sorprendentemente vertiginoso. Se nota en ellos alguna deuda al primer cine de Tykwer, Boyle o Ritchie; pero a diferencia de ellos, todo, hasta el más mínimo detalle despierta sentido de pertenencia.
Casi como si estuviésemos en aquellos films del NCA, o en el primer Gonzales Iñarritu, "7 Cajas" se impregna de idiosincrasia paraguaya; ya sea al ser hablada en una mezcla de guaraní y español (propia del lugar en el que se sitúa la acción), y en la actitud y decisiones de cada uno de sus personajes. El argumento no teme en mostrar todo tipo de miserias, no hay personajes del todo limpios, y hasta se desconfía de la pura inocencia; hay un aire de "sálvese quien pueda", de sociedad quebrada y en crisis.
Esto será funcional para la historia de lúmpenes que se cuenta, pero también da una imagen del país algo contradictoria. Haciendo esa salvedad estamos frente a un producto más que correcto, que nada tiene que envidiarle a proyectos mayores, realizada con solvencia en todos los rubros, y con un ritmo que se sostiene de principio a fin sin decaer ni tampoco confundir; "7 cajas" es una cinta de la que cualquier filmografía podría estar orgulloso.
Es auspicioso que este tipo de propuestas comiencen a llegar a nuestras carteleras (aun siendo con un retraso importante de dos años), síntoma de una producción creciente en la región; auguramos que esta tendencia no se convierta en excepción.