Todo por un puñado de dólares
Las bondades del cine digital se hacen visibles cuando el uso inteligente del recurso proporciona grandes posibilidades a la hora de organizar una estructura narrativa ágil y aportarle una estética atractiva en términos visuales, que se apoya en una calibrada puesta en escena y se sostiene por respetar ciertas coordenadas del género. Eso es lo que ocurre con 7 cajas, ópera prima de los debutantes Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori –conocidos en el terreno de la ficción televisiva en ese país- que pudo verse en el Festival de Mar del Plata en su edición número 27 y que ahora llega a estrenarse comercialmente.
7 cajas podría describirse como un Pulp Fiction guaraní por su tono frenético a veces cercano a la estética de videoclip pero que encuentra sus tiempos muertos y espacios cinematográficos para salir del agobio de un encuadre chato, a pesar que explota el formato del celular con filmaciones que se insertan en la trama. Con un ojo apuntando al mercado internacional para que el producto consiga pantallas en diversas latitudes y otro hacia adentro respetando la idiosincrasia paraguaya, la historia básicamente explora el mundo marginal de los carretilleros del mercado 4, en Asunción, algo similar a lo que en Argentina se conoce como La Salada.
Allí, el protagonista Víctor (Celso Franco) acompañado de Liz (Lali González), un joven que aspira a tener un celular para elevar su status social y que vive -o mejor dicho sobrevive- transportando mercadería por esos largos pasillos atestados de negocios y gente ve la oportunidad de ganar cien dólares de una manera rápida y fácil: transportar 7 cajas sin preguntar de qué se trata.
Claro que esa misión en apariencia sencilla atravesará una suma de contratiempos y peligros que involucran a otros carretilleros, la policía, los amigos y una serie de personajes secundarios que sirven a los directores como una muestra de la fauna y el costumbrismo que a veces roza de estereotipo y otra peca de ingenuo.
Apuntes de crítica social también atraviesan el relato pero de forma subyacente porque el fuerte de esta historia no es otro que las peripecias de un antihéroe en pleno corazón de Asunción.
Para destacar de 7 cajas sin lugar a dudas, la balanza debe inclinarse hacia los aspectos técnicos y visuales más que narrativos sin dejar de mencionar la buena amalgama entre cine de género y cine costumbrista para un público masivo que seguramente acepte sin miramientos esta propuesta cinematográfica paraguaya que afortunadamente se estrena en algunas salas de Argentina.