En lugar de una muñeca que siembra el terror como en Annabelle, el director John R, Leonetti, elige ahora una antigua caja china que desparrama una ola de muertes alrededor de la joven protagonista.
En 7 deseos, Claire -Joey King- presencia el suicido de su madre de pequeña y está al cuidado de su padre -Ryan Phillipe-, un recolector de residuos y de objetos viejos que acumula en su casa, de quien recibe una antigua caja que cumple los deseos, su suerte cambiará pero también cada deseo traerá aparejada una sangrienta consecuencia.
Es el típico producto de terror estudiantil, con un colegio plagado de amigos y enemigos y una jovencita que le hace la vida imposible a Claire. No hace falta ser un genio para darse cuenta lo que sucederá en este relato en el que no faltan las citas amorosas, el amigo oriental que relaciona a Claire con una experra en descifrar los mensajes ocultoa que contiene la misteriosa caja.
El mayor problema de 7 Deseos reside en su poca funcionalidad como película de terror, todo parece forzado y no ofrece los climas necesarios para inquietar al espectador. Y lo pero de todo es que las muertes resultan predecibles y realizadas con desgano, lo que llama la atención en un realizador que ha entregado mejores productos del género como la no estrenada Wolves al the door, sobre el sanguinario accionar del clan Manson, e incluso su constante labor como director de fotografía de los filmes de James Wan.
Acá todo esta narrado sin sorpresas y resultan burdas -y absurdas- las vueltas de la historia -Claire de joven va de empobrecida a heredera junto a su padre de la fortuna de su vecino o que su bicicleta está en el mismo lugar del jardín desde que ocurrió la tragedia- desarrollada entre pesadillas recurrentes y un poder milenario que parece asomarse como en la antigua làmpara de Aladino.