Una chica que la pasa mal en el secundario recibe de su padre un regalo que le garantiza cumplir sus deseos. El artilugio le da lo que quiere pero a cambio hay asesinatos. Como cierto terror, este cuento conservador se concentra en el susto y el grito para fijar una moraleja bastante boba. Lo peor es que el espectador, aunque salte en la silla porque le suben el volumen o por un fotograma repentino, no cree nada de lo que sucede.