Cuba 7.0
Siete directores internacionales filman, fieles a sus respectivos estilos, siete historias muy distintas. ¿El punto en común? Todas ocurren en La Habana, Cuba.
Benicio Del Toro, Pablo Trapero, Julio Medem, Elia Suleiman, Gaspar Noé, Juan Carlos Tabío y Laurent Cantet son los encargados de retratar el vaivén contemporáneo en el que pendula la capital cubana. Así se cuelan taxistas ingenieros, choferes trompetistas, una Habana vista desde los ojos de quien visita el zoológico, Fidel Castro, el reggaeton, el sol del Caribe, la religión, el ron y el mar por todas partes. Mucha música cubana, la trova, el merengue y hasta Emir Kusturika vomitando en la entrega de premios del Festival de Cine de la Habana. Ceremonias de sanación, el drama de los balseros y la aparición de la virgen junto a sus pedidos exóticos. Todo junto pero no revuelto retratando a veces con picardía, un poco de humor y algo de romanticismo el caótico mundo de una ciudad compleja en su constitución social y ecléctica en sus usos y costumbres.
Leonardo Padura fue el escritor cubano encargado de la coordinación autoral de los siete guiones. Parte de su mérito está en que si bien los cortos son muy diferentes entre sí, como totalidad consiguen una armonía estructural y hasta se dan el lujo de permitirse guiños que el espectador atento fácilmente detectará. La película entonces, no resulta una recopilación sin hilo conductor de puntos de vista sobre Cuba, sino que logra presentarse como una invitación a la reflexión sobre la compleja realidad cubana, y sobre los ojos extranjeros y prejuiciosos con los que a veces se la mira.
7 días en La Habana (2012) es llevadera y entretenida. Ofrece un amplio abanico de miradas y estilos que le aportan dinamismo y frescura. Sin embargo vuelve sobre algunos tópicos. Por ejemplo muestra esa sensación de ansiedad que persigue a muchos isleños y como un mantra repite "Acá se está bien, pero afuera dicen que todo es mejor". El clásico cubano querer quedarse, queriendo irse. Entonces, la melancolía del exilio que no fue sobrevuela la película entera e interpela al espectador (conocedor virtual y real de la realidad internacional) sobre su ese anhelo. ¿Es necesario huir de Cuba?
Queda por destacar la inmensa capacidad autoral que se percibe en dos de los cortos. Es notable que en tan poco tiempo cinematográfico Suleiman y sobre todo Noé consigan, destreza y síntesis mediante, evocar no sólo una mirada sobre Cuba, sino sobre la condición humana misma.