Como todo film colectivo, éste tiene momentos buenos, momentos regulares, momentos malos, momentos inútiles. Y más allá de que hay grandes directores (Laurent Cantet, Julio Medem, Elia Suleiman) pocos atraviesan el lugar común fotográfico, eso de ver sin entender otro mundo. Solo el episodio dirigido por Pablo Trapero, con Emir Kusturica, que juega en la frontera entre el documental y la ficción, logra darle vida a un film demasiado fotográfico.