De mitos y leyendas
La leyenda de la Salamanca es una creencia popular que vive en los rincones del noroeste argentino. Se dice que es un lugar en el monte, una cueva o caverna donde se escuchan sonidos de silbidos o lamentos, y sólo quien tiene el coraje suficiente puede convocar al supay (o diablo) para pedirle un don a cambio de su alma. Siete Salamancas de Marcos Pastor, realiza un recorrido que se propone no tanto desentrañar el origen de este mito ancestral sino detenerse, a partir de matices más bien poéticos y oníricos, en su valoración cultural e histórica.
El film se ubica en el limite difuso entre el documental y la ficción, en tanto parte de una figura propia del folklore, para luego construir un relato paralelo con una lógica más bien fantástica. Lejos de un acercamiento de corte etnográfico, la cámara perseguirá cual espía los pasos de Manuel Echegaray, un poblador de esas tierras, que ira inmiscuyéndose entre los objetos sagrados, algunos rituales, y testimonios de lugareños que dicen haber tener algún tipo experiencia mística con La Salamanca.
A lo largo de siete rituales entre los que se encuentran besar un sapo, sacrificar a un ser querido, abjurar del cristianismo, tener sexo con una serpiente, entre otros, el director logra plasmar una atmósfera de misterio, suspenso y por momentos de ensoñación que acompañará al personaje principal en su camino por estos pueblos recónditos de la argentina, a través de una reconstrucción poética de esta leyenda que rescata aspectos de estas culturas autóctonas.
Siete Salamancas es un film intimista y atrapante cuyo relato se mete poco a poco en algunos lugares y rituales escondidos del norte del país, y logra fluir con naturalidad y belleza enalteciendo la riqueza de una cultura ancestral tradicionalmente invisibilizada de nuestro folklore.