Herencia escondida
Mariano Corbacho realizó un trabajo detectivesco y armó el rompecabezas sobre la historia de su abuelo y las conexiones de este con la última dictadura militar, cuando sirvió como interventor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.
El realizador abre con una toma aérea del edificio de arquitectura y de fondo un bullicio que se hace cada vez más presente hasta que el oído puede distinguir una palabra: “Lucha”. Luego, Corbacho analiza imágenes de su abuelo, el abuelo “Pico”, que lo muestran cariñoso, es la representación de un momento feliz. Y ese es el disparador para comenzar a indagar sobre la historia de su abuelo como decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
De esta manera, se moverá entre dos mundos bien diferenciados: el familiar y más cercano y el mundo exterior, el de los estudiantes que formaron parte de la comunidad en los años previos y durante la intervención de la universidad.
Pero Mariano cuenta además con el testimonio de su abuelo. Antes de que muriera tuvo la oportunidad de mirarlo a los ojos, preguntarle sobre esas cuestiones que nunca surgieron en el seno de su familia y contraponer su versión de los hechos con las del afuera, con el testimonio de los sobrevivientes.
Mariano, el nieto de “Pico”, pero también el director de cine, arma el rompecabezas y va en busca de todas las piezas. Es un trabajo que requiere coraje. Con la cámara como testigo mira a los ojos a los otros, a aquellos que no son su familia y pueden revelarle quién era en verdad su abuelo.
Con un gran y variado material de archivo reconstruye la historia de los movimientos estudiantiles que vieron su máxima expresión en el Cordobazo, cuyos coletazos llegaron hasta el centro del país y que, junto con otras expresiones en el resto del mundo como el mayo francés, la revolución cubana y la caída de Estados Unidos en Vietnam, abrían perspectivas y nuevas posibilidades que iban en contra de lo establecido.
Para llenar de significado a las imágenes de su abuelo, el director reconstruye la historia de un momento trágico que cambió al país para siempre. Aquí es fundamental la investigación y el guión de Juan Pablo Diaz, pilar fundamental de 70 y pico e hilo narrativo que no deja cabos sueltos y contrapone los testimonios sobre los hechos acontecidos.
De nuevo tenemos la palabra familiar, la de “Pico” y la del afuera, la de aquellos que padecieron el control y la represión antes y durante la dictadura.
70 y pico es un documental excelente desde su propuesta inicial, durante su desarrollo y en su consecuente final. Es un trabajo de investigación de calidad, con un gran atractivo desde el punto de vista de la imagen, el montaje de Martín de Dios y un trabajo sobre el sonido que parece imperceptible pero que está siempre presente.
Presente como la historia personal de Mariano, el nieto de “Pico” pero también el director de cine que, en su opera prima, va en busca de la verdad. Aunque esta atente contra su esfera íntima y ponga en jaque la figura de su abuelo.